Cuatro regiones tienen conflictos por falta de alimento en la cuarentena
COCHABAMBA |
Cuando Bolivia cumple 11 días de cuarentena total por la presencia del coronavirus Covid-19, y su correlativa paralización de la economía, sectores populares de al menos cuatro regiones del país han comenzado a sentir la escasez y han salido a protestar, pidiendo que se flexibilice la medida de aislamiento sanitario o que se les dote de alimentos.
Movilizaciones de vecinos y mototaxistas en Riberalta, Guayaramerín y Trinidad, en el departamento de Beni; protestas de comerciantes en la localidad fronteriza de Bermejo, en Tarija; una marcha de comunidades indígenas en Pailón, en Santa Cruz y las interminables protestas en El Alto, muestran que el país vive una compleja y frágil cuarentena que pone a prueba la fortaleza del Estado.
A pesar de que el Gobierno ha adoptado medidas para mitigar el impacto económico de la cuarentena, como el Bono Familia o el pago de una canasta familiar de 400 bolivianos, entre otras, estas no han convencido a varios sectores, que ven que son insuficientes para afrontar el largo aislamiento que se avecina.
El analista Rolando Tellería, aseveró que dado que el 60% de la población vive de la economía informal, es decir , “vive al día”, es utópico pensar en lograr un cuarentena total y aseveró que la situación de este sector se pondrá más dramática con el tiempo.
El pasado martes, vecinos de los populosos barrios El Torito y 10 de Junio, junto a los sindicatos de mototaxistas salieron en una marcha de protesta por la avenida Integración de Riberalta, rompiendo a su paso los cordones de seguridad que los policías y militares instalaron para el cumplimiento de la cuarentena.
Gabi Sánchez, dirigente de la Federación de juntas Vecinales (Fejuve) de Riberalta dijo que ellos cumplen la cuarentena, pero que hay sectores de la población que ya no tienen dinero para comprar alimentos.
También, dijo que hay algunos productores que tienen chacos, pero como no hay venta de gasolina no pueden transportar sus productos.
En Trinidad, el sindicato de mototaxis, que reúne a más de 500 afiliados, salió en protesta pidiendo que se flexibilice la cuarentena para que el sector pueda trabajar hasta mediodía.
El dirigente de la Fejuve de Trinidad, Jhonny Tereba, dijo que ningún nivel del Estado se está preocupando por los sectores más vulnerables y la falta de alimento ya se siente.
“La Presidenta dijo que van a dar la canasta familiar hasta mediados de abril, la población no va a poder soportar tanto tiempo sin comida. Pedimos a todos, a la Alcaldía, a la Gobernación y al Gobierno central, que se apiaden de la gente”, dijo.
En Guayaramerín, reclusos de la cárcel "Las Palmas" protestaron porque los prediarios (monto destinado a alimentación de los presos) están limitados debido a la cuarentena y advirtieron con prenderse fuego si la situación no se arregla.
La Fiscalía de Beni emitió órdenes de aprehensión contra seis mototaxistas y dirigentes que impulsaron la protesta de Riberalta y anunció otras acciones legales contra los instigadores de la marcha en Trinidad. Los acusa de instigación a delinquir y delitos contra la salud pública.
En Tarija
En Bermejo, gremiales protestaron porque ya no tiene recursos para su subsistencia, luego del cierre de sus puestos de venta por más de una semana.
El dirigente gremial, Freddy Rueda, consideró que ni el 5% de la población será cubierta con la canasta familiar anunciada por el Gobierno.
“Mientras más días pasan, más hambre habrá es por eso que no podemos quedarnos de brazos cruzados, vamos a tratar de hablar con las autoridades”, dijo a Radio Fides.
En Santa Cruz, comunarios ayoreos de la localidad de Poza Verde llegaron en una marcha a Pailón, para exigir a las autoridades que les doten de alimentos, que escasean en su zona debido a la cuarentena.
Según el reporte de El Deber, son 200 personas entre jóvenes, personas mayores, mujeres embarazadas y niños, quienes además de alimentos, piden atención médica.
A estas movilizaciones se suman varios pedidos escritos, como la de la Federación del Autotransporte Libre de Cochabamba, que se declaró en emergencia debido a que la cuarentena les dejó sin ingresos para sus familias.
“Trabajamos hoy, comemos hoy; no trabajamos, no comemos. Los pocos recursos que tenemos se están agotando, día que pasa la situación es más crítica”, señala su comunicado.
“Nos estamos protegiendo y cuidando la salud, en contra del Covid-19, pero también el hambre va a matar al gremio del transporte”, aseveran.
Por ello, el sector se declara en emergencia y tomará sus “propias decisiones” con el fin de lograr alimentar a sus familias.
Panorama dramático
Para el analista político, Rolando Tellería, es definitivamente complejo y utópico lograr una “cuarentena total” pues cerca de seis de cada diez bolivianos, vive del día, en el sector informal. No obstante –aclara el experto- que, dada las circunstancias, la cuarentena es una imperiosa necesidad.
“A medida que transcurran los días, el panorama será dramático para esta población. En algunos casos, incluso, preferirán arriesgar sus vidas a “morir de hambre”. A estas alturas, incluso, el dilema ya está presente”, indicó.
A este factor, explicó, debemos añadir también otros que inciden significativamente en el incumplimiento de la cuarentena total. Entre ellos, el carácter esencialmente indisciplinado del boliviano, conducta muy ligada a nuestra cultura social y política. La excepción sería Oruro, cuya población ha demostrado un loable comportamiento.
“Para un total cumplimiento, se requiere mucha disciplina. Ahí radica el éxito de China y sus vecinos asiáticos en el control del virus. Claro, en China influyo de manera determinante, el tipo de gobierno autoritario. Al parecer, por las terribles circunstancias, y solo por un tiempo, se hace necesario que los gobiernos asuman medidas de excepción, típicas de los regímenes autoritarios. De ahí que, en los esbozos de los escenarios post coronavirus, se hable de una reducción significativa de las libertades y la democracia”, aseveró.
Explicó que más allá de los aspectos económicos y de disciplina, influye mucho la cultura. “Por ejemplo, de los cultos y celebraciones. Un buen número de infectados en Bolivia, tiene origen precisamente en esos eventos. Ahí están los casos de Santiváñez y Patacamaya”.