Ejti Stih: “La artista que soy se lo debo a Bolivia”
Los dotes para pintar y el buen humor van de la mano en la trayectoria artística de Ejti Stih, quien se encuentra en su país de origen exponiendo sus últimas creaciones, pese a que sus cuadros sufrieron un nuevo atentado hace unas semanas.
¿Cómo se produce su llegada a Bolivia?
Llegué de mochilera. Conocí a unos chicos que estudiaron en la ex Yugoeslavia, quienes eran mitad croatas y mitad bolivianos, y los fui a visitar a Santa Cruz de la Sierra. Llegué a esa ciudad procedente de Estados Unidos, conocí a Luis Fernández de Córdova que después llegó a ser mi marido, razón por la que me quedé. De mochilera, de turista llegué (sonríe)
¿En qué momento decidió radicar en Santa Cruz de la Sierra?
No fue una decisión muy fácil, porque estuve ausente de Eslovenia por espacio de un año y medio; después volví a mi país con “Lucho” y cinco músicos, amigos bolivianos, con quienes viajamos por Europa. Yo no hago música, pero yo portaba el sombrero (para recibir el dinero) cuando tocaban en la calle. En ese periplo llegamos a Eslovenia y presenté a “Lucho” a mis padres. Posteriormente, volví a Bolivia y es donde me di cuenta que el mundo es grande y decidí que Bolivia es mi futuro. Mi marido es arquitecto, pero toca varios instrumentos y también compone. Integra el grupo Dúo de Tres, junto a María Elena Busso y Óscar Barbery
¿Su consolidación como artista plástica se produjo en Bolivia?
Mire, yo estudié en la Academia de Bellas Artes de Eslovenia y cuando llegué a Bolivia ya tenía formación académica, puesto que había hecho mi posgrado y tenía en mi haber varias exposiciones en Europa. Recibí diversos galardones. No obstante, me erigí como artista de verdad, en serio, en Bolivia, trabajando e inspirándome en este país, es por eso que le debo mucho a esta nación. La artista que soy se lo debo a Bolivia, sin duda.
¿Que influye para que sus obras presenten colores vibrantes y alegres?
Yo estudié en una academia muy seria, por lo que no nos dejaban usar colores muy alegres, ni de tubo. Entonces, cuando comencé a trabajar en Bolivia me di cuenta de que el clima, el sol, la manera de ser de la gente era absolutamente diferente a mi vida en Europa, así que sin mucho pensar empecé a utilizar esos colores vivos que la gente usa en su vestimenta, llenos de vida; además, pienso que aplicar los tonos fuertes significaba identificarme con la cultura de Bolivia
¿Podemos aseverar que Ejti es eslovena de nacimiento y boliviana por convicción?
Sí, sí, creo que esa es una buena afirmación. Yo me siento boliviana, tengo 64 años y vivo 40 en Bolivia, así que soy boliviana de corazón y por convicción.
No deja de exponer su creatividad en Europa, ¿cómo lo hace y con qué respaldo cuenta?
Considero que el arte boliviano debe exhibirse en otros lados, pienso que es muy importante que en el mundo se vea lo que se hace en distintos lugares del planeta. Para mí es transcendental que en Europa la gente se entere de lo que estamos produciendo en Bolivia.
Generalmente, no cuento con ningún financiamiento para desplegar mi arte, trato de ahorrar dinero para solventar el traslado de mis lienzos a Europa. Ahora cuento con el apoyo del municipio de Bled (población situada a orillas del lago del mismo nombre y ubicada en los Alpes Julianos en la zona noroccidental de Eslovenia) para la exposición que llevó adelante en la región de donde soy oriunda. La entidad ha pagado los bastidores, los cuadros y elaboraron un catálogo, pero lo otro, como tesar los lienzos y embalarlos, entre otras cosas, tengo que hacerlo. El 90 % de los gastos corren por mi cuenta.
Usted dijo alguna vez que del arte puro nadie vive, ¿por qué?
Mire, usted, yo nunca he marcado tarjeta en una empresa, es más, nunca he tenido un trabajo fijo en mi vida. Sin embargo, hice todo tipo de cosas relacionadas con la creatividad, puesto que sé costurar, ya que hice trajes para teatro, carnaval, construyo objetos con cerámica, hago objetos chicos como tazas, cajas, etc., y eso ayuda para que pueda sostenerme económicamente, porque muchas de las obras que uno presenta en las exposiciones a la gente no les gustaría tenerlas en su casa porque algunas contienen críticas sociales o temas desagradables para ellos, como incendios, abortos, entre otros. No son cuadros comerciales, es por eso que uno tiene que ser equilibrado a la hora de pintar y expresar su idea, con lo que a la gente le agrada.
Muchas veces me han pedido cuadros por encargo y no tengo vergüenza de hacer eso porque he visto cuánta alegría les representa a las personas cuando esbozo en un lienzo la vida de alguien, por ejemplo, cuando una pareja joven se casa y los amigos le quieren hacer un obsequio, prefieren regalarle un cuadro, en lugar de llevarle heladeras, ollas o platos. Reflejo en el lienzo la historia de vida de la pareja. Para mí es una gran honor y alegría al ver que les agrada mi trabajo.
Su pasión para el arte se extiende, ya que hizo ilustraciones para libros y diseñó vestuario.
Mi papá era gerente de un teatro en Eslovenia y mi mamá artista. Crecí en un ambiente artístico y cuando era niña observé como realizaban las ilustraciones de libros, trajes de teatro y otras cosas más, es por eso que lo hago con mucho gusto, al margen de mi afición por la pintura.
¿Cómo nace Manzana 1?
Manzana 1 nace gracias a mi iniciativa y la del escultor, además amigo, Juan Bustillos. Surgió la idea de hacer un salón de exposiciones en el edificio abandonado donde funcionaba antes la policía, cerca de la plaza principal en Santa Cruz. Después, se unió al proyecto Dalia Carballo, quien coadyuvó para plasmar el proyecto de edificar una galería de arte en ese lugar con el aval del municipio.
Tomando en cuenta que usted es una artista independiente, ¿en qué medida le perjudicó el hecho de que sus obras hayan sido dañadas?
Espero que la anécdota con esos cuadros pueda servir para que en el futuro se otorgue más seguridad a las obras que son trasportadas al exterior con el aval del Ministerio de Culturas. Es una mala y triste experiencia; yo estoy viva, puedo seguir pintando, así que con unos cuantos más, unos cuantos menos (sonríe) no se acaba el mundo. Yo no soy Leonardo da Vinci, no soy un personaje del arte, así que lo tomo con buen humor, esperando que estos hechos no se repitan, para nadie.
En sus redes sociales comentó que no fue la primera vez
En tres ocasiones. Cierta vez, perforaron las obras con punzón en varios lugares, cuando las desplegué parecía que las hubieran agujereado con máquina de coser. En otra oportunidad, en mi presencia y con un can adiestrado observando, incrustaron un punzón extenso en los sombreros que llevaba para el teatro de Zarzuela en Madrid.
En la última experiencia amarga dañaron las reproducciones en técnica de sublimación sobre aluminio, que estaban protegidas por un cartón para que no se doblen, pero perforaron cuatro de ellas en medio de las planchas.