
PLATAFORMA UNA NUEVA OPORTUNIDAD
El problema educativo en nuestro país no es sólo económico (se tiene un buen presupuesto, un 8,5% del PIB, pero no una adecuada administración ya que faltan ítems, equipamientos, conectividad, etc.), ni cuantitativo (en primaria bordeamos la universalidad educativa, falta ampliar el nivel inicial y en secundaria hay que frenar el rezago y el abandono estudiantil). El problema es, fundamentalmente, de calidad, y resolver los graves problemas estructurales que afectan a la educación es responsabilidad y competencia de sus autoridades y del magisterio.
En medio de la multicrisis que sufrimos (económica, energética, ambiental, política, etc.), vivimos una crisis social; y no me refiero a esa crisis social referida a la salud, la educación, o el empleo, sino a una crisis más profunda, la crisis de valores y, dentro de ella, a la pérdida de la idea del “bien común” en la ciudadanía y que es la causa de muchas de las otras crisis.
A días del Congreso Plurinacional de Educación 2024, previsto del 11 al 15 de noviembre, organizado por el Ministerio de Educación de Bolivia, son necesarias algunas opiniones.
La educación vive una profunda crisis y este evento motiva la reflexión sobre ella y sus eventuales conclusiones.
Lo positivo de este evento radica en que:
-“Es la máxima instancia de participación social comunitaria en el ámbito educativo”, según la convocatoria realizada.
El modelo populista-estatista conducido por el MAS se ha agotado al igual que, en su momento, se agotó su hermano gemelo, el modelo neoliberal. También es evidente que uno incuba al otro y viceversa, y de este modo alcanzan vidas paralelas polarizantes.
La educación boliviana, la escolarizada, es de pésima calidad y viene atravesando una profunda y prolongada crisis agravada con la aplicación de la Ley 070 Avelino Siñani-Elizardo Pérez.
casi todos los días, como una costumbre, amanecemos con noticias que muestran las arbitrariedades que cometen los cooperativistas mineros auríferos en el país.
Últimamente, muchos grupos (no son partidos) piden la unidad de la oposición. En medio de esa demanda, los pocos con personería jurídica, guardan un calculado silencio, que no significa, necesariamente, una actitud contraria a la unidad opositora, sino una serena y responsable actitud debido a que no es prudente electoralizar prematuramente la coyuntura.