
COLUMNA LUMINOSA
El científico Sigmund Freud había ofrecido en 1885 una primera conferencia sobre las “cualidades de la hoja de coca”, alabando su condición medicinal. Pocos años más tarde se retractó de su apología a las hojas y describió lo pernicioso de la cocaína. El debate sobre esta droga se efectuó mundialmente por cuanto el consumo había alcanzado niveles insospechados al mismo tiempo que sus víctimas aumentaron en número alarmante y entonces la represión ya existente contra otros sedantes se extendió a la cocaína y fue proscrita en la mayoría de las legislaciones.
No vamos a repetir la retahíla de pronunciamientos que sucedió al conocerse la sentencia en contra de Jeanine Áñez, menos la confesión de culpa de Evo Morales al revelar que la decisión de enjuiciar a la expresidenta Añez Chávez por la vía ordinaria había sido tomada en una reunión del Gobierno, el partido y otros personajes, en clara demostración del sometimiento de lo judicial al poder Ejecutivo. EMA añadió todos los detalles pertinentes en un inocultable propósito de aparecer como “el ganador” en la injusta maniobra de condenar a JACh.
Cuando estábamos a punto de borrar nuestra agenda de temas pendientes, surge de nuevo el caso único, extra, de Max, el estudiante boliviano que ha permanecido nada menos que 32 años en la universidad.
No extraña para nada que los medios estén ocupados con publicar el trabajo de un equipo de comunicadores que hizo durante largo tiempo un seguimiento a los vehículos robados en Chile y transportados a Bolivia, alguno de éstos aparecido en el domicilio de un jefe policial nada menos responsable de investigar “lo robado”.
Salta otra vez a primer plano el pleito de nunca acabar entre los que producen coca y los que erradican las plantaciones, esto es, los policías a cargo.
Nos enteramos de los detalles de una pelea interna dentro de la llamada Felcn, unidad encargada de ejecutar la destrucción de las plantaciones que hacen de Bolivia uno de los tres productores mundiales de “la hoja sagrada”, elemento básico para producir la droga maldita llamada cocaína.
En mi libro Gente de radio (pág. 146) transcribí declaraciones del judío estadounidense que atraído por la prédica de Evo Morales Ayma llegó a Bolivia con la gran ilusión de invertir, de producir, de lograr un desarrollo agrícola para el que estuvo preparado desde siempre.
Europa sufrió las dos guerras mundiales. Sus víctimas suman millones de seres, ciudades enteras destruidas por los bombardeos, la economía destrozada, el daño irreparable todavía muestra secuelas. Todo este pasado (1914-1938) surge de pronto como algo palpable, estremecedor que sacude Europa, otros continentes, el mundo entero. El nuevo Hitler se llama Putin y no es alemán sino ruso.
Observar lo que está sucediendo nos lleva a repasar la obra de Fedor Dostoievski, su estudio profundo de la naturaleza humana ante el crimen cometido, la reacción por sus errores, con el mensaje claro “después del crimen viene el castigo” o como dice el refranero popular “no se hace tanto como se paga” o “no hay culpa sin pena”. Para recuperar la paz espiritual está el arrepentimiento, asumir la verdad y pedir a Dios la conversión del corazón.