Contra la maldita droga
El científico Sigmund Freud había ofrecido en 1885 una primera conferencia sobre las “cualidades de la hoja de coca”, alabando su condición medicinal. Pocos años más tarde se retractó de su apología a las hojas y describió lo pernicioso de la cocaína. El debate sobre esta droga se efectuó mundialmente por cuanto el consumo había alcanzado niveles insospechados al mismo tiempo que sus víctimas aumentaron en número alarmante y entonces la represión ya existente contra otros sedantes se extendió a la cocaína y fue proscrita en la mayoría de las legislaciones.
Lo evidente es que gobernaba Hugo Banzer; en aquellos años llegan las primeras noticias de narcotráfico cuando un yerno del entonces presidente resulta detenido en Canadá en posesión de la droga. Que recordemos, fue la primera manifestación pública de existir el delito en el seno del gobierno de entonces, aunque fue tal la condena de los medios y las organizaciones que sobrevino un silencio y la creación del sistema represivo que actuó con bastante eficacia los primeros tiempos, aunque sobrevinieron vicisitudes y una ley expresa para tipificar el delito y sus signos en la sociedad.
Este cronista ha publicado algunos cientos de artículos sobre el tema entre 1982 y 2022, por lo cual lo que afirmamos aquí tiene pleno respaldo de fakta (hechos periodísticos incontrastables) y en varios de mis títulos: Granitos de Historia, Gente de Radio, 2003: Bolivia en busca de identidad, Conversaciones con uno mismo, y el último libro próximo en aparecer Pinceladas Testimoniales (Ed. Canelas 2022).
Cito por cuanto deseo poner de relieve la nobleza la valentía, el coraje del pueblo cruceño que acaba de salir a las calles: “Cocaína NO”, su grito, y su clamor: “Investigación a fondo del triple crimen de Urubó”, que resume el ideal boliviano de verse libre de la presión de los pichicateros sobre la administración de Luis Arce, para encubrir a los culpables y proteger a los mafiosos dueños de cuantiosos bienes obtenidos al precio de las víctimas mortales de la droga maldita en todas partes del mundo, incluyendo un gran número de jóvenes bolivianos que vive de su mortífero consumo.
La reciente expresión de Santa Cruz no puede ser echada al olvido. Tiene que servir de clarinada de alerta al resto de las regiones para evitar que los narcos coadministren Bolivia. Una clarinada que repercuta en Perú, en Colombia, en Brasil, en Chile en Argentina y en todo el continente. ¡La droga o la vida! No queda otra salida ante la agresividad de los narcos que están actuando a todo nivel y que cuentan con recursos, incluyendo policías y políticos. Por desgracia.
Columnas de MAURICIO AIRA