Psicología y Covid-19: ¿qué hemos aprendido?
Estamos bien familiarizados con los síntomas habituales de la Covid-19. Sin embargo, aún falta explorar y aceptar cómo repercute en la mente y el bienestar. ¿Qué ha aprendido hasta el momento la psicología?
La especialista en terapia familiar, de pareja y sexología clínica Mercedes Álvaro señala que los cambios que ha traído consigo la Covid-19 han generado una desorganización biopsicosocial. Todos estos cambios han exigido y exigen de nosotros grandes esfuerzos de adaptación. “La imposibilidad de tener contacto físico con los nuestros, de hacer las actividades de ocio que nos gustaban, el teletrabajo y la suspensión de clases presenciales hacen que tengamos muchos altibajos emocionales y muchos de nosotros presentemos sintomatología diversa como: depresión, estrés o ansiedad”, detalla.
Asegura que, durante el confinamiento, las consultas psicoterapéuticas más frecuentes han sido sobre: insomnio o problemas con el descanso, cambios en la alimentación, sentimientos complejos (como frustración, culpa, impotencia, soledad y tristeza), pensamiento anticipatorio, pérdida de concentración o falta de ánimo y duelo, entre otros más. Y en algunos casos, trastorno por estrés postraumático después del confinamiento.
Menciona que todas las investigaciones realizadas en psicología durante este 2020 presentan los mismos resultados: se ha producido un aumento de las tasas de ansiedad y depresión, las patologías prexistentes se han visto agravadas y los casos más extremos han desembocado en suicidio.
En Italia, una encuesta realizada a 6.700 personas permitió conocer el impacto del confinamiento en la salud mental. Sus resultados mostraron un incremento en los niveles de depresión, sobre todo entre mujeres, jóvenes, personas de bajos recursos y con trabajos no estables. Los más afectados fueron aquellos que vivían solos, los que no pudieron abandonar su domicilio para ir a trabajar y los que tuvieron algún caso de Covid-19 entre su familia. Otras investigaciones llevadas a cabo en el mismo país determinaron síntomas de ansiedad y problemas del sueño.
LA FRAGILIDAD DE LA EXISTENCIA
La psicóloga clínica Lorene Congrains manifiesta que la primera enseñanza recibida por la psicología está relacionada con lo real de la muerte, la naturaleza misma y la fragilidad de nuestra existencia. “La pandemia por la Covid-19 llegó en un momento de la humanidad en el cual estamos más conectados que nunca, tenemos acceso a todo tipo de información. La medicina ha avanzado como nunca lo hubiéramos imaginado y tenemos el mundo a nuestros pies. Pero, de pronto llegó la Covid-19 y nos tomó por sorpresa. No estábamos preparados”, afirma.
Explica que la pandemia tiene un aspecto real que nos enfrenta al hecho de que somos mortales, a la fragilidad de nuestra existencia y al azar de la naturaleza. “Tenemos que aprender a vivir con eso, no todo tiene explicación o sentido”, asegura.
Álvaro comenta que un recurso que favoreció vivir el duelo fue el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como las reuniones familiares virtuales, las transmisiones de misas y el sepelio transmitido vía Zoom o Facebook, lo que facilitó que la persona logre elaborar simbólicamente lo que le sucede y abrir un canal de expresión de sus emociones.
LA IMPORTANCIA DEL DESEO COMO MOTOR
“No importa cuán difíciles sean las circunstancias que estemos atravesando, mientras se mantenga vivo el deseo se puede reconstruir una vida ladrillo a ladrillo”, dice Congrains. La experta hace hincapié en que hemos visto que mucha gente enfermó, murió, algunos se quedaron sin trabajo, otros lo perdieron todo, muchos negocios cerraron y el mundo entero se detuvo. “Sin embargo, también se vio a mucha gente luchar, ingeniárselas y arreglárselas con aquello que les quedó. Y eso da cuenta de que somos mucho más fuertes de lo que pensábamos. Y eso es gracias al deseo, el motor de nuestra vida”, afirma.
LO PRIMORDIAL DE LA SINGULARIDAD Y LAS HABILIDADES SOCIALES
Álvaro enfatiza que se ha visto la necesidad de trabajar en el entrenamiento de habilidades sociales que permitan a los niños y adolescentes hacer frente a situaciones adversas como ésta para disminuir, en gran medida, el estrés y ansiedad que causa el aislamiento social.
“A nivel individual y familiar, se ha trabajado el poder disfrutar este tiempo como un periodo para conocernos más a nosotros mismos, así como a nuestros familiares más cercanos. La vida nos ha regalado la oportunidad, el tiempo, silencio y en ocasiones soledad para ello”, resalta.
Destaca que si lo hemos aprovechado para mirar hacia adentro y ver lo que hay seguro habremos mejorado muchos aspectos. Además, al tener tiempo, en general, hemos llamado a personas con las que no hablábamos a menudo y nos aseguramos de estar en contacto con la familia y los amigos.
Congrains acota que dar importancia a lo singular y único de todos nosotros también ha sido una enseñanza. “Es llamativo cómo un mismo hecho puede tener efectos tan distintos en las personas. A algunos les vino de maravilla el aislamiento. En cambio, otros no pudieron soportarlo. Algunas parejas se unieron y otras decidieron divorciarse. Es muy difícil calcular los efectos que puede tener un suceso así en la vida de las personas, sólo podemos saberlo a posteriori”, remarca.
UN NUEVO GIRO EN LAS CONSULTAS
Congrains manifiesta que la palabra es una herramienta fundamental. “Es indiscutible que hablar tiene efectos. Hablar cura, produce alivio, ayuda a dar sentido a aquello que no lo tiene, hablar es indispensable y permite que resurja el deseo allí donde todo parecía perdido”, subraya.
Con el distanciamiento social y el confinamiento, ¿qué ha pasado con la sesiones de terapia? ¿Tiene el mismo efecto expresar lo que uno siente a través de una plataforma?
Álvaro manifiesta que, desde el punto de vista profesional, la primera cuestión a considerar es que la atención presencial se ve imposibilitada. “La modalidad de atención virtual (a través de la implementación de dispositivos electrónicos) se convierte en la única alternativa para continuar con nuestra labor”, dice.
Expone que la tecnología modifica lo que los psicólogos conocen como “encuadre terapéutico”. Es decir, aquellas características que hacen al espacio, contexto de una terapia, tiempo y reglas precisas que la conforman.
Añade que el uso de las TIC les permite estar cerca de sus pacientes de otro modo, incluso contactarse con pacientes situados en otra parte del mundo.
Sin embargo, señala que para la atención psicológica online se tuvo que adaptar técnicas y recursos que les permitan trabajar con las palabras y las emociones. Identificarlas y reconocerlas (junto al paciente) para dar cuenta de cómo éstas impactan en el psiquismo, tanto a nivel consciente como inconsciente, provocando distintos padecimientos o afecciones. Además, brindar recursos sobre cómo protegerse y cómo afrontar la situación de la crisis sanitaria desde el punto de vista psicológico.
“Ofrecer una escucha activa o atenta tranquiliza, sostiene y contiene en situaciones de crisis emocionales. Facilita el procesamiento del miedo, la desesperación, la frustración, el enojo, la sensación de encierro, tristeza, sentimiento de soledad y duelo”, concluye la especialista, quien también es coach con PNL.