Roger Cortez: “El problema es que en la oposición hay demasiados Evitos”
El reciente conflicto por la fecha del Censo Nacional sacudió el tablero político boliviano. OH! habló sobre las consecuencias de esa crisis con el destacado analista Roger Cortez Hurtado.
- ¿Cuál es el costo político de la campaña que el Gobierno lanzó hacia Santa Cruz con el tema del censo?
- La campaña en particular, y antes que ella, por encima de ella, los reflejos, la conducta del Gobierno en general tienen un costo muy alto en materia de lo que más le interesa a mediano plazo. Es un costo electoral de ruptura con Santa Cruz. En 2014, había logrado, prácticamente, la mayoría con 49 por ciento, bastante por encima de sus seguidores. Y ya hubo un gran capital dilapidado por el propio Evo Morales en 2019. Fue muy claro como el electorado cruceño se inclinó por un candidato que no lo convencía, el de Comunidad Ciudadana. Todo con el afán de detener a Morales y al MAS.
La llegada de Arce al Gobierno aflojó esa tirantez previa. Abrió un espacio para que la figura de Arce se colocase en una posición mejor, como lo muestran las encuestas. Pero, indudablemente, el tipo de heridas que ha infringido el Gobierno, el Presidente en persona, a Santa Cruz significa que la posibilidad de que el MAS vuelva a obtener un puntaje importante en aquel departamento se lesionó muy gravemente.
Ese es el costo mediato, y el cercano es una tendencia creciente a la desobediencia social, una pérdida de temor. Eso ya no solo abarca a Santa Cruz, sino al conjunto, al ver la incapacidad gubernamental, para administrar un conflicto que debió haber sido, en principio, muy fácil de resolver.
- ¿Cómo debió hacerlo?
- Era hacerlo a través de un espíritu de negociación sincero, de la explicación franca de las limitaciones, aplazos y problemas del Instituto Nacional de Estadística. Una convocatoria a realizar el censo utilizando la poderosa herramienta constitucional que es la participación social y garantizando los resultados a través del control social. Ese tipo de aproximación le hubiese valido al gobierno de Arce, una aproximación a Santa Cruz, al departamento, a la base social, que es lo que realmente interesa.
Mientras que el señor Evo Morales, que estuvo especulando con cómo moverse, y al final optó por extremar la confrontación con Santa Cruz, hubiese quedado mucho más lesionado de lo que ha ocurrido actualmente.
- ¿En ese escenario qué tanto se ha acentuado el fraccionamiento interno del MAS?
- Cuando se inauguró el Gobierno de Arce, está escrito y grabado, señalé que tenía una serie de problemas que afrontar y, si no los manejaba bien, podrían llevarlo inclusive a que no termine el período constitucional de cinco años. Eso, que parecía una especulación en aquel momento, ha pasado a ser un tema de la agenda. No es que sea la tendencia central, no que vaya a ocurrir en 2023, pero sí ratifica algo que ya podía verse desde finales del Gobierno de Morales Ayma.
Y es que la dificultad de seguir gobernando al país, en los términos y condiciones en que lo hizo Morales, permitía prever que cualquier gobierno, incluyendo uno del MAS, tendría probabilidades, cada vez mayores, de un epílogo anticipado de su gestión. Esto gracias a la mezcla de factores, como la crisis económica mundial combinada con los efectos, de toda naturaleza, que dejó la pandemia.
También, los efectos cada vez mayores del calentamiento global en nuestra sociedad y en el mundo entero. Se suma la falta de una propuesta de un nuevo modelo de desarrollo que salga del molde desarrollista que heredamos del plan Bohan de 1942. Algo que se ha mantenido como columna vertebral del conjunto de las propuestas político-económicas de todos los gobiernos desde ese entonces hasta el de Morales Ayma. Por ello, estamos empezando a transitar en medio de la agudización de sus conflictos.
- ¿Cómo va la pulseada masista?
- Se puede ver cómo Morales, en las encuestas, mantiene un sólido nexo con la parte más campesino-rural del MAS. Mientras que un advenedizo, un tecnócrata, realmente, nunca entendió al MAS, sino que se apegó a él para prosperar, siguiendo la escuela de García, el Vicepresidente.
Eso dio lugar a ese campo de técnicos de la pequeña burguesía que se camuflaron. Entendieron, gracias a las enseñanzas de García, que el silencio, el caudillismo extremo, la sumisión ante la figura de Morales les garantizaban espacios de poder más grandes, mientras mayor competencia técnica tuvieran en sus áreas. Luis Arce Catacora tiene esa escuela, esa filiación. Y con ello también una incomprensión no solo emocional con el MAS, sino que, a diferencia de García o Romero, por ejemplo, no lo entiende en términos intelectuales.
Simplemente sabe que allá hay una fuente de poder y se apega a ella. Y ha logrado sobrepasar a su maestro. Las encuestas señalan que, si hubiese un duelo electoral en las próximas semanas, y las figuras centrales fuesen Morales y Arce, el segundo le gana de lejos a Evo. Y eso está en la raíz de la división del MAS. El celo que ha despertado en Morales y, sobre todo, la ruptura del pacto con que él apadrinó, promovió la candidatura de Arce. Le hizo prometer que garantizaría que desde el gobierno se ejecutaría, de forma metódica y sin fisuras, la estrategia de Morales para volver al poder.
- ¿En qué quedó aquella estrategia?
- Esa estrategia consiste en convertir, primero, la crisis política de 2019, la crisis hegemónica y su escapatoria en un golpe, a lo que Arce fue fiel y todavía lo sigue siendo. La domesticación del aparato judicial para proscribir, para impedir que surjan peligros electorales. Y, en tercer lugar, la idea de la candidatura de Morales como única e indiscutible. Eso ha sido traicionado evidentemente.
- Probablemente se vienen crisis sucesivas. ¿Cuán posible ve la posibilidad de que se produzca un adelanto electoral un colapso en el Poder Ejecutivo en los siguientes meses?
- Concretamente la fracción de Morales está planteando esa posibilidad. En principio lo está planteando como un riesgo y no como lo que ellos están haciendo, una propuesta. La propuesta de Morales es que un incapaz y un traidor tiene que irse, porque si no, va a empeorar las cosas. Y que solamente alguien de su raigambre, de su conexión social, de su fortaleza, puede resolver los problemas.
No dice cómo. Lo que sugiere por momentos es con las mismas herramientas, la misma medicina, la misma fórmula de cocina que se empleó en sus 14 años de gobierno. Eso propone. Cosa de la que no se ha alejado Arce. Comparten el desarrollismo a ultranza, su desprecio genuino, profundo hacia la posibilidad de un modelo de economía verde, bioeconomía. Eso que es en realidad lo que va asomando en el horizonte como necesidad del país, del continente y del mundo.
No creo en un revocatorio, no creo en la opción golpe. La posibilidad de que Arce salga anticipadamente son los factores del agobio, la inmovilidad de Arce para seguirse moviendo en un entorno donde no controla el Parlamento, como el MAS lo hizo en la época de Morales. Un agobio por la complicación de los problemas económicos. Por las fallas, cada vez más importantes, de lo que él llama, con harta largueza y nada de precisión, “modelo productivo”, cuando casi toda la producción del país sigue cayendo en cantidad, en volumen y en calidad en algunos casos.
- ¿Una precaria estabilidad económica y social?
- Lo que nos ha permitido sobrevivir hasta ahora es el puente que generan los altos precios de algunas materias primas. Entonces, es el agobio de Arce ante los problemas económicos, la complicación política y la cada vez más insumisa reacción social. Reacción social que desde el primer día en que se sentó Arce la silla ha nacido fundamentalmente de sectores sociales que son votantes del MAS.
Es decir, los comerciantes populares, llamados gremiales, los chóferes, los cooperativistas, la base del núcleo de poder es la que se ha venido sublevando. Eso podría llevar a Arce a pensar en una renuncia, sobre todo, mientras sienta que tiene la posibilidad de ganarle Morales.
- ¿Cree que Arce refunde el PS-1?
- Sin acudir a los mitos de Evo que habla del extinto PS-1 como, supuestamente una fuerza que estaría siendo liderizada por Arce. Eso no existe, eso es fantasía, porque, en primer lugar, el PS-1 se autodisolvió en 1991, me tocó encabezar esa determinación en un congreso en Cochabamba, y perdió la personería jurídica. Esa solo se la va a recuperar a través de una recolección de firmas que no puede hacerse de la manera en que nos cuenta como una fábula el señor Morales.
No, Arce que, seguramente fue un simpatizante, nunca un militante del PS-1 no solo porque era joven, sino porque no estaba metido en la resistencia contra la dictadura. Utiliza esos recuerdos adolescentes y juveniles para dotarse de una propia explicación política. Menos, rodeado, como está, de personajes tan inexpertos, como sus principales colaboradores políticos, es decir, el señor Lima, el señor del Castillo, su vocero y el Ministro de Obras Públicas.
Les da a ellos tantas concesiones para que simplemente desplieguen su gran inexperiencia y su falta de cintura política. Eso no se va a poder suplir con enarbolar ninguna sigla. Para ganar, Arce tiene que ganar la interna, tiene que ganarle a Morales. Eso puede presentar complicaciones importantes y ser un factor más para acelerar el curso de un acortamiento de mandato.
- ¿Cuál el horizonte y el peso de David Choquehuanca en esta coyuntura?
- Lo veo muy secundario, verdaderamente. Eso porque allá donde se supone que él prima y reina, donde él se imagina como rey y hasta emperador de las fuerzas sociales, principalmente aimaras del país, está, según señales importantes, desgastado o no ha logrado imprimir un perfil propio que pudo haberlo tenido en algún momento.
La intención de voto que se detecta hasta ahora muestra que en esas zonas donde él debía tener una potencia mayor, la fuerza la mantienen los grupos cercanos a Morales. No logra despegar. Ha hecho todo lo posible, es el mejor equivalente de Camacho, pero en este lado de la cordillera por pelearse, por impermeabilizar a electorados, como el de Santa Cruz, Tarija o el Beni a su figura. Aquella actitud infantil que desplegó izando la wiphala en la fiesta de Santa Cruz sin izar la flor de patujú, bandera de los pueblos de tierras bajas, de quienes iniciaron el proceso constituyente de los años 90, demuestra que tiene limitaciones.
En todo caso, lo que puede significar Choquehuanca es más bien un riesgo para su aliado completo que es Arce. Ello porque en el momento en que se aproxime una situación de elecciones, está clarísimo que Choquehuanca se ve a sí mismo como el rival natural, el sucesor de Morales.
- ¿Qué opina de la oposición?
-Estancada, como lo estuvo desde 2006. Nunca tuvo una visión que fuera más allá de lo señorial, de lo colonial, más estricto, más más torpe. Prácticamente, no ha evolucionado en ninguna de sus ramas. La más conservadora es la que representa el señor Camacho que no entiende al país. No entiende, no ha asimilado la lección que llevó a la derrota a las fuerzas cívico empresariales en 2008. Ello porque no se dieron cuenta que Santa Cruz tiene una composición demográfica, étnico-cultural y social que no es la de los tiempos del señor Melchor Pinto.
Esa épica, ese relato de las regalías, que ellos siguen esgrimiendo, el planteamiento de ese perfil cultural propio que tiene una parte considerable de desprecio hacia la migración que hoy día predomina en Santa Cruz. La oposición nunca desplegó inteligencia mayor, nunca supo adaptarse, nunca supo contrarrestar. No tiene un proyecto alternativo de país. Tiene una visión liberal de tipo colonial. Ni siquiera se preocupa de entender las condiciones sociales particulares del país, no. Entonces, está destinada a ser el ausente.
Ello ha dado a Bolivia la característica tan especial de democracia sin partidos que tenemos. No siendo el MAS un partido, sino una coalición de dirigentes de organizaciones sociales y de antiguos núcleos, militantes residuales de partidos de izquierda que han desaparecido, entonces tenemos esta particular democracia. Y la podemos llamar así por el empeño de libertad, de Justicia, de su propia sociedad y, en particular, de los sectores sociales populares. Ellos, inclusive cuando continúan alineándose en su mayoría con el MAS, son vigilantes y actúan para contrarrestar sus iniciativas más autoritarias y verticalistas.
Entonces, la oposición, casi de seguro, ante la posibilidad de un MAS dividido que es la que predomina hoy, volverá a ser lo mismo que en 2019. Se fragmentará al máximo dando ocasión a fuerzas oportunistas como fue la de la del señor Chi que aparecen ante el vacío de opciones.
- El país parece estar en una doble encrucijada porque sólo existen políticos de visión depredadora, simplista y respaldados por fuerzas corporativas. ¿Es así?
- Es complicado porque, efectivamente, al no poderse construir el Estado Plurinacional, el MAS creó un Estado corporativista más que corporativo. Corporativista en el sentido de una degeneración de lo corporativo, ya que lo corporativo no significa otra cosa que los intereses sectoriales del grupo, principalmente, pero no únicamente en sectores productivos o regionales.
La presencia de estos sectores con una fuerza política importante ha sido una característica del desenvolvimiento histórico boliviano e inclusive de actores que han participado en la recuperación democrática. Al exacerbar lo corporativo, al convertirlo en la base de su gobierno, se crea este corporativismo clientelar. El gobierno para mantenerse accede a las peticiones, a las presiones, a las demandas y las exigencias de su base corporativa. Esto ocurrió desde el principio y se ha intensificado ahora en el Gobierno de Arce.
Los dos ejemplos más característicos son, por un lado, las concesiones inverosímiles que reciben esos grandes capitalistas que se alían con extranjeros que encabezan al movimiento de los cooperativistas. O están los colonizadores que antaño eran familias pobres que buscaban nuevas tierras de cultivo. Pero los colonizadores de hoy son asociaciones, principalmente, dedicadas al tráfico y especulación de tierras, en particular a la depredación y al avasallamiento de territorios indígenas, parques, reservas naturales y no de propiedades privadas. Cuál es el discurso del principal dirigente cívico de Santa Cruz y hoy su gobernador, el señor Camacho.
- ¿Cómo enfrenta el Gobierno esta coyuntura?
- La respuesta de esa cuadrilla de ministros tan poco aptos se muestra primero en la incapacidad de responder a las importantes y serias acusaciones que le hace la fracción enemiga de Morales. Se dedican a cosas anecdóticas, como las de los vidrios oscuros de los vehículos, en vez de responder y crear base social para el Gobierno.
Se dedican al insulto y son sujetos del chantaje del grupo evista que les impide el curso de acuerdos y negociaciones con otras fuerzas. Es este sectarismo exacerbado entre las dos fracciones del MAS que va a acelerar su crisis. La más inteligente de ellas vería que han cambiado las circunstancias y que hay oportunidad y necesidad de otro tipo de conducción, de generar espacios de concurrencia. Principalmente, me refiero con otros sectores sociales y, con ello, posiblemente, a continuación, con expresiones políticas más o menos representativas de esos grupos.
En todo caso, esa posibilidad catastrófica que se abría en la pregunta está de momento conjurada por una sociedad que, contrariamente a la visión señorial que la acusa de olvidadiza, de boba, inclusive, sin capacidad discriminativa entre lo bueno de lo malo a la hora de votar. Esa sociedad es la que mantiene la situación de libertades que ha sido dañada en el país, pero que no se parece en nada a situaciones como las de Venezuela o Nicaragua. Esas rutas yo creo que están clausuradas, no por los políticos ni del oficialismo ni de la oposición.
- ¿Por qué?
Porque, tomando una expresión que ha sido vertida en el Perú, recientemente, después de la caída del señor Castillo, el problema es que aquí en la oposición hay demasiados Evitos. Los hay dentro del MAS, pero también los hay en la oposición, en el sentido de autócratas que se sienten insustituibles. Es decir, los modales, la tradición y el sentimiento caudillista de la política boliviana persevera. Eso genera la crisis de representación.
Esta sociedad que defiende libertades, que restaura equilibrios y que impide que sigamos por las sendas que he señalado, es proclive al caudillismo como una de sus debilidades más marcadas. Pero la neutraliza con un apego muy grande al mantenimiento de la libertad y un instinto muy profundo de carácter descentralizador y autonómico en todo el país. No solo, ni principalmente, en Santa Cruz o en Tarija, sino en todo el país. Ello impide que la situación boliviana tenga niveles de decadencia como se ve en países que, aparentemente, tenían un rumbo y posibilidades similares a Bolivia. Pero se han sumergido en catástrofes que estamos muy lejos de conocer.