Los camélidos, la esperanza del altiplano
Los camélidos son un recurso de subsistencia clave para millones de familias que habitan entornos hostiles, en más de 90 países, por ello la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró este 2024 el Año Internacional de los Camélidos.
A través de esta declaración se pretende concienciar sobre el potencial no explotado de estas especies y hacer un llamado a aumentar las inversiones en el sector de los camélidos, abogando que se investigue más, se desarrollen capacidades y se adopten prácticas y tecnologías innovadoras.
Sin embargo, los productores y expertos consideran que todavía falta mucho por hacer en Bolivia para fomentar la producción e industrialización de los productos derivados de los camélidos y su mejoramiento genético. A eso se suma, que el guanaco está en alto riesgo de extensión en el país.
En Sudamérica y Bolivia existen cuatro de las seis especies de camélidos: llamas, alpacas, vicuñas y guanacos. Pero los camélidos comprenden también a los camellos y dromedarios.
Bolivia alberga a más de 3 millones de camélidos, de los cuales las llamas representan más de 2 millones, lo que convierte al país en uno de los principales productores a nivel regional. Las alpacas tienen una población de unas 450.000 cabezas.
Las especies silvestres de vicuñas, tienen una población aproximada de 300.000 ejemplares; y los guanacos menos de 300 cabezas.
Guanacos
El primer libro Rojo de los Vertebrados de Bolivia categorizó al guanaco “extinto” en las tierras altas de Bolivia, actualmente se encuentra categorizada como “en peligro crítico”. La caza indiscriminada y la pérdida de su hábitat influyeron considerablemente para la reducción de la especie, explica el experto en camélidos y docente de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Johnny Ayma Morales.
El parque nacional y área natural de manejo integrado Kaa Iya del Gran Chaco, en Santa Cruz alberga a una población de 200 guanacos silvestres.
Ayma explica que en la reserva hay un proyecto de manejo reproductivo en semicautividad temporal del guanaco hasta que la población esté fuera del riesgo de extinción.
A pesar de su escasa población y vulnerabilidad de la especie en Bolivia no se conoce otro plan de conservación o protección.
A pesar de estar en un área protegida los guanacos y sus crías son mermados por sus depredadores naturales, por lo que el incremento de su población es difícil. “Sería bueno desarrollar otros proyectos hasta garantizar el incremento de su población”, recomienda Ayma.
El guanaco es la especie silvestre de la llama, tiene un pelaje rojizo y está protegido en Bolivia por el decreto supremo 11238 de 1973, que prohíbe la caza y captura.
Vicuñas
La situación de las vicuñas hasta el 2005 era similar a la del guanaco, pero un Decreto Supremo de 2006, estableció el aprovechamiento de su fibra, mediante la esquila (proceso mediante el cual se corta el vellón sin dañar al camélido). Esto ha generado ingresos económicos para los pueblos originarios, por lo que desde esa fecha se convirtieron en guardianes celosos de estos animales.
La vicuña ya no está en riesgo de extinción y su población se incrementa cada año, por la calidad de su fibra, que es aprovechada económicamente por las comunidades donde habita esta especie.
Ayma precisó que el 2008 la población de vicuñas fue de 112.249. Sin embargo, de acuerdo a las estimaciones realizadas es muy probable que hasta el 2023 la población sea de 320.708. Uno de los indicadores que ratifica esto es que las poblaciones están migrando a la cordillera de Sama, en el departamento de Tarija; a la cordillera del Tunari en Cochabamba y a Chuquisaca, también se ha detectado su migración a Arica en Chile.
En 2023 la comercialización de la fibra de vicuña boliviana fue de 1.249 kilos, que generó un ingreso de 3,2 millones de bolivianos que beneficiaron a 51 comunidades de los departamentos de Potosí, La Paz, Oruro, Tarija y Cochabamba, que son protectoras y custodios del camélido en vida silvestre. La fibra de la vicuña se cotiza en 500 dólares el kilogramo, la lana es de 13,5 micrones de grosor, el cabello humano tiene 50 micrones.
El censo de vicuñas 2023 en el Parque Nacional Sajama, en el departamento de Oruro, estableció que tenía una población de 1.526 vicuñas, lo que representa un crecimiento del 11,5 por ciento respecto al año 2022, cuando la población era de 1.348.
La especie domesticada de la vicuña es la alpaca.
Llamas y alpacas
Ayma explicó que el consumo per cápita de carne de camélido es menos de un kilogramo por persona al año, sin embargo, su consumo crece cada gestión.
Los productores se han esforzado por mejorar su producción y comercializan carne fresca, charque y embutidos de camélido. “El consumo de carne de llama está subiendo, estimo que un 20 por ciento, hay gente que la prefiere porque es más natural y contiene gran cantidad de nutrientes”, indica Sabino Mamani, presidente de la Asociación Departamental de Camélidos (Adepca).
Ayma resalta que la carne de camélido tiene más proteína que la carne de res. Agrega que los productores han logrado reducir a 50 por ciento la presencia de sarcocistosis. “Los agrónomos están trabajando mucho en esto, hace 20 años la presencia era de un 90 por ciento”, cuenta.
Mamani calcula que Cochabamba tiene una población de 2 millones de camélidos y 1.200 productores. Los mayores productores de camélidos son: Cocapata, Quillacollo, Tiquipaya y Bolívar, respectivamente.
“No hay apoyo del Gobierno, necesitamos recursos, recientemente aprobaron un presupuesto para el sector, ojalá que llegue a Cochabamba. Necesitamos innovación, vitaminas, forraje, capacitación y un centro de faenado, actualmente lo hacemos de forma artesanal”, explica.
Cada semana en Cocapata se faenan 150 llamas para el mercado de Cochabamba. Respecto a la producción de fibra y su aprovechamiento, el sector tampoco recibe apoyo y este se envía casi en su totalidad a La Paz.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas en 2023 la producción de carne de llama fue de 14.664 toneladas y de alpaca 1.890 toneladas.
Año Internacional
Los camélidos contribuyen a la seguridad alimentaria, nutrición y al crecimiento económico, además de poseer una gran relevancia social y cultural para muchas comunidades de todo el mundo, en particular entre los pueblos indígenas.
Los camélidos ofrecen una gran variedad de productos y servicios, como carne, leche, fibra, fertilizante y medio de transporte, y dan apoyo fundamental a las comunidades y pueblos indígenas en tierras áridas y semiáridas. Estos beneficios contribuyen a una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida, sin dejar a nadie atrás, por lo que los camélidos desempeñan una función importante en el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la lucha contra el hambre, la erradicación de la pobreza extrema, el empoderamiento de las mujeres y la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, explica el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Bolivia, Rodrigo Roubach.
Los camélidos ocupan un lugar primordial en la cultura, la economía, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de las comunidades que habitan los altiplanos andinos y las tierras áridas y semiáridas de África y Asia. Aun en condiciones climáticas extremas, siguen produciendo fibra y alimentos nutritivos. En este sentido, el Año Internacional de los Camélidos representa una oportunidad sin igual de concienciar sobre la función que tienen los camélidos para generar resiliencia ante el cambio climático, especialmente en las montañas y las tierras áridas y semiáridas.
Los camélidos están estrechamente vinculados a la identidad y cultura de los pueblos de Bolivia.