Claudia Gaensel, una vida dedicada al cine y la cultura
Gestora cultural, directora de arte y productora audiovisual y artística. Claudia Gaensel nació en La Paz y se convirtió en una figura destacada en el ámbito del cine y las artes en el país. Su trayectoria de más de tres décadas abarca 31 películas y un sinfín de proyectos culturales que forjaron y consolidaron su carrera tanto en Bolivia como en el extranjero. Su historia es un testimonio de perseverancia, talento y pasión por el arte.
EL ENCUENTRO CON EL CINE
Claudia estudió Comunicación Social, Producción y Gestión Cultural con el objetivo de ser periodista de prensa escrita. “Mi intención era escribir y yo creo que el cine me encontró a mí más que yo al cine”, reflexiona al hablar de su primer acercamiento a este mundo.
Su participación en la producción de documentales la llevó a trabajar en su primera película de ficción, El corazón de Jesús, dirigida por Marcos Loayza. Este proyecto fue decisivo para descubrir su amor por la narrativa cinematográfica y la producción. “Ahí, me deslumbró, me encantó. Todavía tenía intensiones de escribir y quería hacer guiones, pero la producción terminó atrapándome y el año pasado filmé mi película 31”, recuerda.
Desde entonces, Gaensel dedica su vida al cine, superando los retos inherentes a la industria cinematográfica en Bolivia, un país con recursos limitados pero con un talento innegable.
UNA DÉCADA DE APRENDIZAJE
Durante 12 años, Claudia vivió en Buenos Aires, Argentina, una experiencia que describe como su “universidad profesional”. En este período, participó tanto en películas independientes como en grandes producciones, colaborando con artistas de renombre mundial, varios de ellos ganadores de Oscars.
“Argentina es mi matria. Me dio ambición visual y profesionalismo. Aprendí muchísimo de las productoras y equipos con los que trabajé. Estoy muy agradecida con ese país”, comenta con gratitud. Esta etapa fue un punto decisivo para su desarrollo como profesional, ya que en Argentina, Gaensel no sólo perfeccionó sus habilidades técnicas, sino que también adquirió la perspectiva necesaria para enfrentar los desafíos del cine boliviano.
Aunque las diferencias en infraestructura y logística entre ambos países son significativas, Gaensel destaca que el cine boliviano siempre mantiene su identidad. “Bolivia tiene un cine muy digno con maestros como Sanjinéz, Antonio Eguino, Paolo Agazzi, Marcos Loayza, siempre han hecho películas con historias profundas y ahora las nuevas generaciones nos están volando la cabeza con figuras como Alejandro Loayza, Kiro Russo, Gory Patiño, Martin Boulocq que están poniendo el cine boliviano en el mapa mundial”, afirma con orgullo.
DESAFÍOS DEL CINE EN BOLIVIA
A pesar de los avances, la industria cinematográfica boliviana enfrenta numerosos retos, entre ellos la falta de recursos y un marco legal que fomente la producción, señala. Aunque el talento abunda, los recursos son escasos. “Aquí talento sobra, hay grandes historias, tenemos técnicos brillantes, actores y actrices impresionantes, pero necesitamos más apoyo en marcos legales y fondos”, expresa.
A pesar de estas dificultades, Claudia logró destacarse en la industria, participando en proyectos reconocidos y aplaudidos como Muralla (2018), una película dirigida por Gory Patiño, que considera un hito en su carrera. “Muralla marca un antes y un después en mi carrera, es como un hijo para mí”, explica. Este proyecto en el que participó como productora no sólo le permitió involucrarse profundamente en la narrativa y la producción, sino también entender la industria desde una perspectiva más amplia. “Ha sido otra escuela intensiva”, dice.
Otro de los grandes logros de Claudia es Mano Propia (estrenada en septiembre de 2024), una película también dirigida por Gory Patiño e inspirada en hechos reales. Esta producción aborda el delicado tema de la justicia por mano propia en Bolivia, invitando al público a reflexionar sobre la justicia comunitaria y sus implicaciones. “Es una película que no deja indiferente a nadie. Te afecta profundamente y te hace cuestionar muchas cosas y situaciones obre la justicia en nuestro país. Ése es el poder del arte y la ficción”, explica.
La calidad de esta producción le valió la selección para representar a Bolivia en los Premios Oscar, un logro que demuestra el nivel alcanzado por el cine nacional. “Tener actores de esta talla y verlos en sus papeles es impactante; no hay fisura en la actuación. Los dos protagonistas, Alejandro Marañón y Freddy Chipana, hacen unos papeles extraordinarios acompañados por un elenco coral maravillo”, destaca la productora.
NUEVOS RETOS Y PROYECTOS
Con más de tres décadas de experiencia, Claudia Gaensel comenta que está lista para enfrentar nuevos desafíos. Actualmente, trabaja en tres proyectos cinematográficos, incluyendo su ópera prima como directora, un proyecto cuyo guion aborda temáticas surgidas durante la pandemia. “Después de haber producido tanto, ya me ha tocado dirigir. Estoy emocionada por lo que se viene”, comparte con entusiasmo.
Además, adelantó que colaborará nuevamente con el reconocido director Paolo Agazzi y con Carla Ortiz, quien produce una película que se rodará íntegramente en Cochabamba. Estos proyectos reflejan su compromiso con el cine boliviano y su deseo de seguir impulsando la industria a nivel nacional e internacional.
INSPIRANDO A NUEVAS GENERACIONES
Como docente en la Escuela de Cine de La Paz, Claudia va formando a las nuevas generaciones de cineastas. Aunque reconoce que el camino no es fácil, anima a sus estudiantes a seguir sus pasiones. “Es como remar en dulce de leche, siempre contracorriente, pero si amas lo que haces y es lo que te nace, todo vale la pena y no hay competencia porque es difícil competir con alguien que ama lo que hace”, asegura.
Gaensel también enfatiza la importancia de trabajar colectivamente para mejorar las condiciones del cine en Bolivia. “Todos debemos empujar el barco en la misma dirección para generar mejores oportunidades y seguir contando historias porque el cine es identidad, y nuestras historias merecen ser contadas”, concluye.