Pocos asisten a las clases virtuales; hijos apoyan a pequeños de la casa
El acceso a internet continúa siendo una de las falencias más grandes para los estudiantes a tres días del inicio de clases a distancia por la pandemia de Covid-19.
Por otra parte, hay padres que piden a sus hijos mayores —y en otros casos a familiares— que apoyen a los pequeños de casa mientras ellos se encuentran trabajando.
La dirigente del magisterio urbano, Norma Barrón, reconoció que en algunos establecimientos se registró poca asistencia de estudiantes a las clases virtuales y espera que esto se subsane más adelante.
Familias
Los hijos de Antonela Flores pasan clases en la casa de su cuñada, que está a un par de kilómetros. El internet no llega a su zona. Confesó que se siente apenada por este favor, pero aún no tiene condiciones de firmar un contrato con una empresa que brinde este servicio. “Yo vivo del día a día y a veces lo que genero nos sirve para la comida y para las deudas que tenemos”, señaló.
Reina Nina y su esposo Fausto Colque decidieron comprar un celular extra sólo para el uso escolar, porque no alcanzó para una laptop. Invierten más de 6 bolivianos diarios en la compra de paquetes de internet, pero en varias ocasiones suele fallar la red porque no hay buena cobertura.
Para Barrón, este panorama también se reflejó el año pasado. Aseguró que aún no hay condiciones para el desarrollo de una clase virtual que sea provechosa para el estudiante.
Por otra parte, hay padres que solicitan ayuda a familiares o se las ingenian para que sus hijos cumplan con las clases.
Martha Beltrán es madre soltera y trabaja hasta las 15:00. Pidió permiso a las autoridades del colegio de su hijo para que pase clases en el turno tarde porque no tiene ayuda. Además de la pensión, invierte otro gasto por ese cambio de horario. “Mi niño es pequeño y no puede aún pasar solo sus clases. Por eso, cuando yo estoy en casa se conecta a sus clases virtuales”, contó.
Cinthya Rodríguez es personal médico y, por estar en constante contacto con pacientes con Covid-19, no está en casa. Para no contagiar a sus familiares, ella y su esposo decidieron vivir en otro sitio. Su hija cursa primaria y de momento está con su abuela, que tuvo que aprender a usar el celular y la computadora para ayudar a su nieta en sus clases.
Rodríguez recordó que varias veces hizo videollamadas para aclarar a su hija las dudas de las tareas.
Marcelo Sánchez, de 16 años, se hace cargo de ayudar a su hermano menor mientras sus padres trabajan. En las tardes, cuando todos están en casa, repasan juntos lo avanzado.
Hay más de mil unidades educativas que arrancaron de manera presencial y 1.067 tienen clases virtuales.
Continúan las capacitaciones a profesores para las clases virtuales
La dirigente del magisterio urbano Norma Barrón afirmó que la experiencia adquirida en la gestión pasada ayudó a superar la brecha tecnológica.
En esta misma línea, el secretario de la Confederación de Trabajadores de Educación Urbana de Bolivia, Erick Céspedes, dijo que hay profesores que continúan en constante capacitación individualmente en cursos alternativos para manejar de mejor manera las herramientas virtuales como Zoom, Classroom, Meet y otras plataformas. Asimismo, alistan más talleres para equipar al plantel docente.
Céspedes señaló que hay maestros que innovaron con las clases haciéndolas más didácticas para el estudiante. No obstante, hay una barrera que todavía se debe superar que es la ausencia de estudiantes.
“Estimamos que en los próximos días se incorporen los estudiantes. Estamos empezando, aunque no como hubiésemos querido”, agregó.
Barrón contó que hubo profesores de la tercera edad que tuvieron más dificultades; incluso, muchos de ellos decidieron jubilarse al aceptar que no lograron asimilar más y “que ya habían cumplido su aporte a los estudiantes luego de varias décadas de servicio”.