Voluntarios no dan abasto con canes abandonados; alcaldías no tienen plan
Mientras la cantidad de canes abandonados en puertas de refugios aumenta, sólo dos municipios del eje metropolitano avanzan en la implementación de normas sobre la tenencia responsable de mascotas.
“Faltan manos” son las palabras que empleó Alfredo, un voluntario del albergue Gamaliel, para describir el esfuerzo y sacrificio que hacen al menos 12 personas para cuidar a al menos 150 mascotas abandonadas.
“Ya no salimos a rescatar. Desgraciadamente, ahora los abandonan en la puerta, los amarran y se van. La mayoría está enfermo y con fracturas”, aseveró.
El rescatista cuestionó la actitud de algunas personas que abandonan a las mascotas en el refugio como si se tratara de un hospedaje al paso donde no se debe asumir ninguna responsabilidad por la asistencia y la alimentación.
“La gente incluso llega a felicitar a los que dejan a los perritos en el albergue. Creen que aquí hay plata y es fácil darlo en adopción; no es así. El Ministerio de Obras Públicas sólo nos permite usar el terreno, pero no nos da para la alimentación ni para pagar de la luz. Cada día cocinamos como 250 litros de sopa y sólo en menudencias se gasta 200 bolivianos”, puntualizó.
Solidaridad
En ocasiones, la recuperación de un cachorro llega a costar más de 2 mil bolivianos, por lo que los voluntarios, además de apoyar con el cuidado, deben organizar alguna kermesse con el propósito de recaudar para solventar la comida y veterinarios, resaltó.
Sin embargo, destacó la solidaridad y el compromiso de algunos ciudadanos que, si bien acuden al lugar a dejar una mascota, también colaboran con la limpieza y la preparación de alimentos.
Éste es el caso de Vanesa, una joven que desde hace nueve meses acude entre dos y tres horas diarias al refugio con una sopa especial para alimentar a Lita, una perrita con sordera que rescató de las calles, y para ayudar con la asistencia de otros canes.
“Lo más bonito del voluntariado es recibir el amor de todos los perritos, es un alivio. Cuando uno entra al albergue, se olvida de todas las dificultades, siendo una gran satisfacción por ayudar a los que no tienen voz. Estoy nueve meses colaborando, siempre hay algo que hacer, desde cambiar el agua o hacer dormir a los bebés”, contó.
Otra voluntaria señaló que la labor es “sacrificada” porque en ocasiones se debe estar pendiente hasta en la noche para asistir a los cachorros, enfermos y aislados.
Los tres rescatistas coincidieron en que la recompensa más grande que reciben es un abrazo o los brincos de alegría que dan los canes.
Municipios
Pese a estas carencias, sólo Cochabamba y Tiquipaya avanzan en la socialización de las normas municipales que sancionan el abandono de perros.
La responsable de la Unidad de Zoonosis de Tiquipaya, Rosaycela Cruz, informó que realizaron una feria informativa y de concientización donde se logró dar en adopción a 15 cachorros rescatados del río con el compromiso de esterilización.
“Tenemos vigente la Ordenanza 147/2008, pero nos falta trabajar bastante con los barrios para frenar el abandono y también contar con un quirófano para hacer esterilizaciones”, concluyó.
4 mil bolivianos es el costo
que los voluntarios deben reunir para salvar a mascotas que llegan en estado crítico, y por eso organizan ferias.
VECINOS DESCONOCEN NORMA EN LA CIUDAD
La jefe de Zoonosis de la Alcaldía de Cochabamba, Jhelen Quispe, sostuvo que un gran porcentaje de la población deja a sus perros en calles, porque desconoce que en el municipio está vigente la ordenanza 4571/ 2012 donde establece que las mascotas deben permanecer en las viviendas.
“La norma además refiere a que los dueños deben registrar a sus mascotas. Para ello deben cancelar 18 bolivianos en ventanilla única, con eso se les entrega una placa y podrán acceder a la atención veterinaria que da zoonosis, uno de los servicios son las esterilizaciones”, acotó.
En tanto, en Quillacollo la responsable del área reconoció que no cuentan con una norma.