Seis sitios arqueológicos están en el abandono
La situación de las ruinas declaradas Patrimonio Arqueológico Nacional en 2006: Kenamari (Colcapirhua), Inca Rakay (Sipe Sipe), Cocapachi, Jahuintiri y la Central Kharalaus Pampa (Quillacollo) está marcada por el descuido y la falta de un plan integral de preservación. El panorama es el mismo en otros sitios de gran valor patrimonial como Sierra Mokho en Quillacollo, Incachaca en Colomi y Kutiripa en Vinto.
Al descuido de los municipios, se añade la amenaza de los asentamientos, impulsada por personas que buscan edificar urbanizaciones en los antiguos complejos de almancenamiento de maíz de los incas. Aunque se trabaja en un plan para preservar todos los lugares arqueológicos del valle bajo e incentivar experiencias de turismo comunitario aún no se conocen los resultados.
Ante el abandono en el que se encuentra el Museo de Sierra de Mokho de Quillacollo, un grupo de vecinos le pedirá a la Alcaldía, que el edificio en construcción sea entregado a la Policía, para que en él se instale una estación policial.
Los vecinos pretenden asumir esta medida, porque el lugar se ha convertido en un refugio de indigentes, debido a que a ocho meses de que culminara la primera fase, en obra gruesa, no se dio continuidad a la construcción del museo, en el que se deben resguardar todas la vasijas y otras piezas arqueológicas, encontradas en la serranía de Quillacollo.
Frente a esta situación, el Comité de Preservación de las Qollqas (silos) incaicas de Cotapachi impulsará una serie de gestiones para que la Alcaldía concluya la obra.
El museo no sólo albergará piezas de gran valor arqueológico como cerámicas y restos óseos; sino exposiciones de las principales manifestaciones culturales de Quillacollo, como la Fiesta de Urkupiña.
El Museo de Sierra Mokho, ubicado al norte de Quillacollo, consta de dos bloques para oficinas administrativas, un baño, un almacén, un depósito y un salón de exposición, en el que se resguardarán las piezas arqueológicas del periodo tiahuanakota.
Según explicó el propietario de la empresa constructora, que ejecutó la obra, Tito Vargas, “hemos tardado seis meses en construir la obra gruesa del museo, que tuvo un costo aproximado de 800.000 bolivianos. La infraestructura se complementa con parqueo para bicicletas y cuadratraks, para los visitantes.
Explicó que la segunda fase del museo consiste en terminar la obra fina del edificio, hacer las áreas verdes y construir un muro perimetral acorde con el terreno, debido a que desde antes de su conclusión la obra ha sido de víctima de varios actos vandálicos.
“No hemos puesto todavía las luminarias, porque se las roban, dijo Vargas, quien explicó que antes de que se instalarán los vidrios, algunos adictos a la clefa, utilizaban los ambientes, para consumir drogas y como alojamiento.
El sitio de Sierra Mokho es el más grande de los 27 sitios arqueológicos de este tipo que existen entre Quillacollo y Colcapirhua. En el lugar, se encontró información de las primeras civilizaciones del valle de Cochabamba, desde la etapa conocida como el formativo (1.500 al 2.000 antes de Cristo), pasando por las culturas locales, el Tiahunacu, los señoríos aimaras y la cultura quechua.
PIEZAS IMPORTANTES
En el Morro de Sierra Mokho se descubrieron piezas arqueológicas de mucho valor histórico, entre las que se encuentra un monolito y varios restos óseos, que deberían ser conservados en el nuevo museo que está a punto de convertirse en una estación policial, a pedido de los vecinos.
EL ABANDONO
Todas las piezas históricas encontradas en este sitio estaban depositadas en el baño de una escuela y fueron rescatadas por el arqueólogo, Christoph Doellerer, cuando trabajaba en su tesis de doctorado. Cuando el investigador se fue del país, el resguardo de las piezas lo asumió el museo de la UMSS.