Inmigrantes viven una pesadilla en busca del “sueño americano”
Dos fotografías difundidas en los principales diarios del mundo mostraron el “infierno” en que viven cientos de inmigrantes centroamericanos que se encuentran en territorio mexicano o en su afán de llegar a suelo estadounidense y alcanzar el “sueño americano”.
Las imágenes son perturbadoras. Los cuerpos de los salvadoreños Óscar Martínez y Valeria, su hija de 23 meses, ahogados en el intento de atravesar las caudalosas aguas del río Bravo, en la frontera de México con EEUU; y la de Fabiola, la haitiana encerrada en un centro migratorio que se arroja al suelo para suplicar bajo el portón ayuda para su hijo enfermo.
La realidad es que esta virulencia no comenzó ayer, reseñó el diario El Tiempo.
México lleva años de haberse convertido en una trampa para cientos de inmigrantes, o hasta miles, porque nadie lleva las cuentas y en un país en el que cada día se hallan nuevas fosas y zanjas llenas de cadáveres un conteo preciso se vuelve utopía.
Las mafias de traficantes de personas, las bandas criminales en general, los cuerpos de seguridad corruptos y una legión de funcionarios indignos han convertido el tránsito a través de México en un calvario para los centroamericanos, sudamericanos y caribeños que buscan llegar a EEUU.
El endurecimiento de las políticas migratorias ha alcanzado un curioso consenso. No resulta fácil de explicar el motivo por el cual el cierre de la frontera y la sumisión a los planes del presidente de EEUU, Donald Trump, son tan populares en México, uno de los países del mundo del que más ciudadanos han migrado (se calcula que alrededor de 12 millones de mexicanos viven en territorio estadounidense, en cuyo censo se identifica hasta a 36 millones de personas como “de origen mexicano”).
Migrantes apoyan cierre
Una encuesta del diario El Financiero arrojó resultados tan alarmantes como rotundos: el 63 por ciento de los consultados apoyan el cierre de la frontera del sur, el 75 por ciento opinan que los inmigrantes deben ser deportados a sus países de origen, el 67 por ciento apoya el plan de militarizar la frontera y un 60 por ciento cree que no debe permitirse que los inmigrantes permanezcan en México mientras se define su hipotético paso hacia EEUU. En cambio, apenas el 35 por ciento consideraron que el deber de México es permitir el libre paso de los inmigrantes y apoyarlos en su éxodo.
Y lo más terrible: consultar las secciones de comentarios de las noticias sobre el tema en los medios digitales y las redes en general es un ejercicio deprimente. Todas ellas están llenas de párrafos en las que los inmigrantes son acusados de perpetrar robos y asesinatos, trasmitir enfermedades, cometer violaciones, llenar de basura las ciudades a su paso y quitar el trabajo a los mexicanos.
Esto muestra que México, en suma, es un país atrapado por sus propias versiones tropicalizadas de discriminación y odio al extranjero, según el diario El País.
Un país que mira indiferente las muertes de Óscar Alberto y Valeria, y el sufrimiento de Fabiola y Pablo Andrés. O que los culpa a ellos. Tal y como ha hecho, una y otra vez, con las muertes y los padecimientos de miles de mexicanos.
El resultado es que aumenta la xenofobia, que el cuello de botella de extranjeros atrapados en la frontera sur es una bomba de tiempo para el Gobierno y que el único ganador de la crisis está muy lejos y asiste sonriente al show se llama Donald Tump, que quiere la reelección y va a seguir apoyándose en el combate a la inmigración. Y lo hará con el apoyo, voluntario o a fuerzas, de muchos mexicanos.
Datos: Agencias e Internet
MÁS DEPORTADOS DESDE MÉXICO
Datos recientes del Instituto Nacional de Migración señalan que la cifra de deportaciones en México aumentó un 32,7 por ciento en junio con respecto a mayo, pasando de 16.507 a 21.912 extranjeros devueltos a sus países de origen.
Este sustancial aumento coincide con el acuerdo migratorio alcanzado a inicios de junio con el Gobierno de EEUU para evitar la imposición de aranceles.
Con respecto al año pasado, el número de deportaciones en México prácticamente se triplicó en junio, según los datos del instituto.
CONDICIONES DEPLORABLES
El presidente de México, Manuel Andrés López Obrador, que al principio se había declarado de puertas abiertas, tuvo que dar la orden de desplegar 21 mil soldados y policías en sus fronteras para frenar a los indocumentados.
Inmigrantes en el centro de detención Siglo XXI, el más grande del país, ubicado en el sureño estado de Chiapas, hablan de hacinamiento extremo, escasez de agua, alimentos y atención médica limitada. También, los niños mayores de 13 años fueron separados de sus padres, y se reportaron brotes masivos de diarrea.
TRUMP IRONIZA CON LOS INMIGRANTES SIN PAPELES
REDACCIÓN CENTRAL
La denuncia por las malas condiciones de los centros de detención de inmigrantes sin papeles en la frontera de EEUU con México que fue corroborada por congresistas demócratas luego de visitar los recintos se convirtió en una alerta de los propios inspectores gubernamentales.
Los informes oficiales, acompañados con decenas de fotografías, demostraron que las celdas están abarrotadas con gente durmiendo en el suelo.
Sin embargo, el miércoles pasado, el presidente Trump, fiel a su estilo, escribió en su cuenta de Twitter: “Si los inmigrantes ilegales están descontentos con las condiciones de centros de detención rápidamente construidos o adaptados, dígales simplemente que no vengan. ¡Y todos los problemas solucionados!”.
La llegada masiva de familias que huyen de la miseria y la violencia de Centroamérica está desbordando un sistema de acogida que no está preparado para este volumen de personas, especialmente de tantos niños.
La Administración estadounidense asegura que la frontera se encuentra al borde del colapso, convirtiendo en centros de detención improvisados lo que no son más que comisarías.
El atasco se suma al fuerte discurso antimigratorio del Presidente estadounidense .
“Nuestra Patrulla Fronteriza no la forman trabajadores de hospital, médicos o enfermeras. El problema son las leyes migratorias de los demócratas, que podrían arreglarse fácilmente. Gran trabajo de la patrulla, sobre todo. Muchos de esos inmigrantes ilegales están viviendo mucho mejor ahora que en el sitio de donde vienen, y en condiciones más seguras”, añadió Trump en un segundo mensaje.
ANÁLISIS
Antonio Ortuño. Analista político mexicano
El Gobierno mexicano cedió a los chantajes de EEUU
La denuncia por las malas condiciones de los centros de detención de inmigrantes sin papeles en la frontera de EEUU con México que fue corroborada por congresistas demócratas luego de visitar los recintos se convirtió en una alerta de los propios inspectores gubernamentales.
Los informes oficiales, acompañados con decenas de fotografías, demostraron que las celdas están abarrotadas con gente durmiendo en el suelo.
Sin embargo, el miércoles pasado, el presidente Trump, fiel a su estilo, escribió en su cuenta de Twitter: “Si los inmigrantes ilegales están descontentos con las condiciones de centros de detención rápidamente construidos o adaptados, dígales simplemente que no vengan. ¡Y todos los problemas solucionados!”.
La llegada masiva de familias que huyen de la miseria y la violencia de Centroamérica está desbordando un sistema de acogida que no está preparado para este volumen de personas, especialmente de tantos niños.
La Administración estadounidense asegura que la frontera se encuentra al borde del colapso, convirtiendo en centros de detención improvisados lo que no son más que comisarías.
El atasco se suma al fuerte discurso antimigratorio del Presidente estadounidense .
“Nuestra Patrulla Fronteriza no la forman trabajadores de hospital, médicos o enfermeras. El problema son las leyes migratorias de los demócratas, que podrían arreglarse fácilmente. Gran trabajo de la patrulla, sobre todo. Muchos de esos inmigrantes ilegales están viviendo mucho mejor ahora que en el sitio de donde vienen, y en condiciones más seguras”, añadió Trump en un segundo mensaje.