Ecuador Guayaquil, el puerto preferido de los narcos para exportar cocaína
En pleno auge del narcotráfico, los ojos de la Policía están sobre el mayor puerto de Ecuador. Las mafias combinan corrupción e ingenio para sacar cocaína por toneladas hacia Europa y EEUU en contenedores “contaminados”, convertidos en dolor de cabeza para los exportadores.
Los narcos “prefieren el puerto (de Guayaquil) porque por aquí sale la mayoría de exportaciones a Europa y EEUU”, dice el mayor Richard Riera, jefe de la Unidad de Información de Puertos y Aeropuertos de la Policía Nacional (UIPA).
Enclavado en un barrio pobre, el puerto es un hervidero. En muelles y hangares, perros adiestrados olfatean aquí y allá, mientras uniformados desgajan con navajas bananos o piñas en busca de droga.
Mensajes de terror
Fuera, en las calles de Guayaquil y alrededores, el crimen envía mensajes de terror con cuerpos decapitados y colgados de puentes. Las hacinadas cárceles se desangran en brutales masacres, que desde febrero de 2021 dejan 232 muertos sólo en esa ciudad.
La cocaína prensada va en los afamados bananos ecuatorianos, incluso en réplicas de plástico, en piñas, bidones de té y otros productos. En el primer trimestre del año, la policía incautó sólo en el puerto 15,8 toneladas de droga, casi cuatro toneladas más que en el mismo periodo de 2021.
Sobra droga
Sobra droga, pero faltan escáneres y personal de vigilancia. Revisar unos 2,4 millones de contenedores al año “es una tarea titánica”, dice Riera.
El puerto sobre el río Guayas, que conecta con el Pacífico, cuenta con 12 terminales privadas y mueve el 85 por ciento de las exportaciones no petroleras de Ecuador, alrededor de 25 millones de toneladas métricas de carga al año.
Se necesitan más escáneres no intrusivos, de esos que no dañan el banano o el camarón, señalan oficiales. En Ecuador sólo hay uno, en la terminal de Posorja, cerca de Guayaquil.
Vecinos peligrosos
El puerto de Guayaquil es hoy el “principal hub logístico para la cocaína que va a Europa y al resto del mundo”, alertó en un reciente informe la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos de EEUU.
Ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína, Ecuador comisó en 2021 el récord de 210 toneladas (96 en Guayaquil).
El polvo blanco cruza fronteras hasta llegar a Guayaquil para su envío a EEUU y Europa, donde ha crecido la demanda. El 34 por ciento de las incautaciones tenían como destino el mercado europeo y 11 por ciento el estadounidense, según la Policía.
Plataforma de distribución
“Nuestro país dejó de ser centro de acopio, para constituirse en plataforma de distribución de droga a nivel internacional”, señala el general Giovanni Ponce, jefe antinarcóticos.
La violencia asociada al narco también está en auge. Sólo en Guayas, la provincia donde está Guayaquil y su puerto, van 404 homicidios este año, el 78 por ciento de ellos relacionado con el tráfico de drogas, precisó el oficial en una entrevista con Teleamazonas.
La ofensiva contra el negocio ilegal se concentra en parte en el puerto de Guayaquil. Los agentes revisan manualmente el 20 por ciento de los contenedores y verifican que la empresa exportadora no sea fachada de la mafia.
Exportación contaminada
Los exportadores están desesperados con la “contaminación” frecuente de contenedores. Las bandas suelen romper los sellos de un embalaje, retiran la carga lícita e introducen los ladrillos de cocaína, en una modalidad conocida como “gancho ciego”.
“Muchas veces viene así desde el punto de origen”, explica Javier Lancha de Micheo, gerente de una operadora privada.
Los más afectados son los exportadores de banano. A los contenedores de fruta le agregan la droga en las carreteras o en los puertos. “Somos las principales víctimas porque movemos 7 mil contenedores semanales de banano en los puertos”, dice Richard Salazar, presidente del gremio.
Los bananeros invierten, por contenedor, unos 200 dólares en vigilancia satelital y en la custodia de los cargamentos mediante guardias privados.
Cuando se produce un decomiso de droga, las autoridades retienen todo el cargamento como evidencia, lo que termina dañando la fruta y generando pérdidas. “Nadie asume el costo (de la pérdida), cada contenedor cuesta 12 mil dólares”, añade Salazar.