A un año de su elección, Boric deviene pragmático
Un año después de ganar las presidenciales, y en el marco de un es escenario político complejo, marcado por la inflación mundial y el triunfo del “no” en el referendo para cambiar la Constitución, el presidente chileno Gabriel Boric ha moderado su discurso y ajustado su política de alianzas.
Con sólo 36 años, Boric arribó a La Moneda con el programa electoral más progresista desde Allende (1970-1973), una proeza timbrada por su contundencia —obtuvo más del 55 por ciento de los votos y la mayor participación histórica en comicios presidenciales— y victoria sobre el candidato de ultraderecha, José Antonio Kast, ganador de la primera vuelta.
Desde entonces, en medio de un país golpeado por la pandemia de la Covid-19, el mandatario ha virado hacia el pragmatismo, dicen analistas, modificando sus apuestas, sobre todo tras de la derrota que significó el rechazo a la nueva ley fundamental, un texto que sus ministros creían clave para poder emprender las “transformaciones estructurales”.
“Boric comenzó a moderar progresivamente su discurso, hablando de manera más directa al votante medio que no necesariamente tiene sus simpatías puestas con la izquierda (...) sin necesariamente sentirse identificado con la derecha”, explica la decana de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales, Rossana Castiglioni.
Un golpe de timón que todos coinciden se plasmó de forma definitiva la semana pasada, cuando el presidente intervino en la larga polémica sobre futuro del proceso Constituyente —dominada por el relato de la oposición— y aseguró que era preferible un “acuerdo imperfecto” a que se prolongara una negociación bizantina.