Caducidad y vencimiento en política
¿Por qué una candidatura de Al Gore a la presidencia de Estados Unidos resulta absurda, inconcebible? Pocos vicepresidentes salen del anonimato Gore lo hizo, galardonado por el premio Nobel de la Paz, un candidato pintado; pero en política se tiene fecha de caducidad y vencimiento, y peor un nivel de incompetencia insuperable.
El no estar ni con Dios ni con el Diablo, tiene ventajas; una de éstas es la posibilidad de ser atrevido. Uno que batió récords, fue Hunter Thompson, ni con republicanos ni con demócratas; pero con simpatías y antipatías bien marcadas: “la mayor preocupación de Clinton y otros políticos es cómo van a ser registrados en libros, películas, en leyendas, e incluso en bromas; en los textos escolares de aquí en 100 años. Estar en la galería de los grandes presidentes o entre los falsos, tontos o un ente, ése sería el riesgo de entrar en la Casa Blanca”. La Galería de Notables sería reducida, la otra está bien poblada. Caducidad, vencimiento y bruma, las políticas corrientes se esfuman, los chispazos malos no tanto. Clinton sería recordado más por la “fellatio” que por sus políticas de gobierno; por supuesto, las aficiones sexuales quedan excluidas de los textos escolares, pero por otro lado la alusión a muchos presidentes queda reducida a dos líneas. La suerte de Obama no será diferente, será recordado por ser el primer presidente de color en su país, queda muy poco.
Se caduca rápido y para muchas “personalidades” el tiempo de vencimiento en política es volátil. El milenio del tercer Reich duró 12 años y 8 meses, el pachacutec de 500 años durará 14. Morales quiere ser recordado como el primer presidente originario de Bolivia, sin duda ésas serán sus dos líneas en los textos escolares, tiene su colección de asuntos de recámara, estos serán omitidos, quedarán en las leyendas y posiblemente en las bromas, en algún libro de anécdotas, son historias cursis, vulgares; tiene más posibilidades de ser registrado en los libros de historia el hecho de haber sido actor del primer referendo revocatorio a crédito (convocó a un referendo para ver si su pueblo lo quería y no fue el caso, se tuvo que quedar como la fea en la fiesta, haciendo remilgos de mimada). La suerte de otros es muy mala, heredan presidencias efímeras y se extinguen, como Quiroga Ramírez, Rodriguéz Veltzé o Mesa Quisbert, uno se conformó a su suerte los otros no tanto, no aceptan que llegaron a tocar el dintel de su ascenso y los esfumaron. Intentos fallidos de reelección, de alusión a su año de gobierno, fresco en su memoria, borrado en la de los otros. Los politólogos hacen referencia al voto estratégico y al voto castigo, deberían también analizar el voto por lástima y deberían ilustrarles.
La caducidad y el vencimiento en política son variables. Es bien fácil autoengañarse, el involucrado, después de una caída puede pensar que lo importante es levantarse y seguir luchando; pero sus votantes lo verán empolvado por siempre y le mostrarán la espalda; por supuesto, quedarán algunos misericordiosos para restañarle. Peor es la miopía de algunos líderes locales que se consideran exportables, algunos hacen carrera política, los más, sólo serán burgomaestres y cabecillas de candidaturas fallidas o abortadas. Siguiendo la moda ecológica y lo orgánico: contados políticos se reciclan, de muy pocos se hace compost que estimule el desarrollo de un nuevo líder, los más tienen fecha de vencimiento y caducidad sellada, son productos perecibles. No aceptan su sino; pero sus historias se resumirán en dos líneas.
El autor es administrador de empresas.
Columnas de GUSTAVO L. QUIROGA MERCADO