Democracia, Constitución y tolerancia
El término democracia no es nuevo. Se trata del “gobierno de todos”, a través de una representación elegida por la mayoría de los ciudadanos mayores de 18 años, según el artículo 11 de la Constitución Política del Estado.
En realidad, democracia implica derechos y conceptos que se podrían explicar en varios tomos, pero ahora la lupa está sobre el voto y el derecho a la libertad de expresión y pensamiento.
Desde la Grecia clásica se observan gobiernos denominados democráticos (Pericles). Sin embargo, llegar ellos siempre implicó lucha, como la revolución francesa.
En Bolivia, permanecen en el recuerdo y los libros de historia los años de las dictaduras militar. Votar era una utopía, pensar diferente tenía castigo y ser mujer no valía nada. Se perdieron muchas vidas a lo largo del tiempo para lograr “el retorno a la democracia”.
En Cochabamba, se vive el recuerdo del 11 de enero de 2007. Los cochabambinos salieron a la calle, pero cuando se miraron frente a frente no se reconocieron. Salieron de sus pechos insultos racistas, intolerantes y su cuerpo reaccionó con violencia. Se perdió la vida de dos bolivianos: Cristian Urresti y Luciano Colque.
Estos hechos históricos no pueden caer en el olvido, pero parece que así ocurrió. La jornada de paro, ayer, develó insultos y racismo. Odio alimentado por un Tribunal Supremo Electoral que decidió que la Constitución y la democracia carecen de significado.
El voto del 21 de febrero costó 153 millones de bolivianos en un referendo que buscaba cambiar el artículo 168 de la Constitución aprobada en 2009 y no permite un tercer mandato. Pero ni el uno ni el otro importaron para el TSE.
Entonces, ¿cómo se define democracia? ¿Cuánto vale el voto? ¿Por qué la libertad de expresión es utilizada para intolerancia? Y ¿cuánto vale la vida de un boliviano o residente del país?
Olvidar la historia es condena para repetirla.
Periodista de Los Tiempos
Columnas de LORENA AMURRIO MONTES