Hora de policías departamentales
La actual crisis policial muestra que la fuerza del orden ha tocado fondo, después de un proceso de desinstitucionalización de varios años. La profundidad del problema no admite medidas parches ni medias tintas: hace falta una reforma quirúrgica, un cambio de modelo.
Teniendo en cuenta que, como se demostró, la centralización del poder es uno de los mecanismos de la corrupción, ha llegado la hora de abrir un gran debate para la creación de policías departamentales, como una alternativa a la referida crisis de la Policía Nacional.
Hay varios pasos preliminares que pueden darse dentro del marco constitucional vigente, sobre la base del artículo 299 de la Constitución Política del Estado, donde se establece que la seguridad ciudadana es una competencia concurrente entre el Gobierno central y las entidades autonómicas.
Por ejemplo, la creación de Academias Departamentales de Policía que formen oficiales en cada región y que sean conocedores de la realidad social del lugar.
Otro paso posible sería la designación de los Comandantes Departamentales de Policía sobre la base de ternas, propuestas por las Asambleas Legislativas Departamentales después de un proceso de selección meritocrática.
Dentro del debate nacional que planteamos puede analizarse la posibilidad de impulsar referendos departamentales, conjuntamente con las elecciones de 2020 (comicios municipales, nota del editor), para que sea el mandato popular el que active esta política de descentralización de la seguridad.
Por supuesto, en cierta fase del proceso sería necesario reabrir el diálogo sobre el Pacto Fiscal, para destinar recursos a estas nuevas fuerzas policiales.
Lo que proponemos ya existe y funciona en otros países, donde hay estados o provincias federales que dirigen sus propias policías, con determinadas funciones, mientras que los Gobiernos nacionales conservan fuerzas de seguridad complementarias, con otras características.
Hay, por lo tanto, suficiente materia en el derecho comparado para buscar y adaptar el modelo que más convenga a Bolivia. Lo importante es que nos animemos a empezar a cambiar.
El autor es senador de UD por Santa Cruz
Columnas de CARLOS PABLO KLINSKY