Señales inminentes para una segunda vuelta
A 80 días de los comicios, el ambiente electoral viene adquiriendo matices de intensidad inusitados, probablemente inducidos por las últimas encuestas de Ciesmori del 21 de julio y el reciente de Mercados y Muestras que, entre otros datos, refleja una reducción de brechas de tan sólo ocho puntos entre el candidato Evo Morales del MAS (35%) y Carlos Mesa de CC con el 27%.
El tercer lugar es ocupado por los indecisos con el 24% y, Oscar Ortiz de BDN, el cuarto con el 11%.
El resto de las candidaturas engrosan la lista de marginales que podrían aspirar a un curul uninominal o, en el peor escenario, la pérdida de sus personerías jurídicas al no alcanzar el 3% nacional previsto por la norma electoral. La última encuesta se refiere a la concentración del 73% de intención de voto en tres fuerzas políticas que lideran las encuestas (MAS, CC y BDN), quedando un porcentaje de votantes indecisos del 24%.
A la par del comportamiento electoral, también vienen aflorando sendos cuestionamientos y críticas recíprocas desde el frente oficialista como de la oposición; las cuales están alejadas de las propuestas programáticas de país. Al parecer, los unos y otros recurren a la guerra sucia, desprestigio, agravios e infamias, evidenciando las miserias humanas, de quienes recurren al soberano para subir en las encuestas.
Tal escenario era previsible, dado que la misma convocatoria a comicios generales estuvo marcada por amplios cuestionamientos y críticas, ante la falta de credibilidad y confianza de la ciudadanía hacia el Tribunal Supremo Electoral, que ha evidenciado su servilismo y sumisión al partido gobernante MAS, elaborando reglamentos y disposiciones ventajosas, la habilitación ilegal del binomio Morales-García, así como el silencio cómplice ante la utilización grosera de recursos públicos y otros delitos electorales.
Lo cierto es que el escenario político, vislumbra un balotaje electoral inminente entre el MAS y CC, con pronósticos desalentadores a la pretensión prorroguista del partido gobernante de permanecer incólume en el poder.
Más aún si tomamos en cuenta que Evo Morales ha estado constantemente en campaña y a pesar de ser una clara ventaja frente a los otros candidatos, no ha logrado superar la barrera del 40%; haciendo entrever que su proyecto político, inexorablemente ha sido agotado y lejos de avizorar un crecimiento, corre el riesgo de disminuir su caudal de votos.
No otra cosa podría deducirse de los fundados temores que ensombrecen su porvenir electoral; pues en el mejor de los casos, ya no podrá contar con los dos tercios en la Asamblea Legislativa que le permitieron gobernar tranquilamente, además de blindar a sus ministros ante cualquier voto de censura. En el escenario adverso, seria derrotado en la segunda vuelta por el candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa que, según las proyecciones, obtendría un 44% de respaldo frente a un 43% de su abanderado Evo Morales.
De ahí la desesperación del propio Morales y sus acólitos de resolver los comicios en primera vuelta, recurriendo a cuanto artificio este a su alcance, como la tan publicitada agenda autoimpuesta 2025, que elucubra fantasiosamente la culminación del proceso de cambio y solo cobra vigencia en el discurso fatuo e inconsistente de sus ideólogos.
Docente e investigador de la UMSS
Columnas de SAÚL MARCELO CHINCHE CALIZAYA