En los edificios también chaquean
Sentimos olor a humo y a quemado, sensación que ya es usual en Cochabamba, y es que nuestra relación con el fuego se está volviendo tan normal que nos estamos adaptando a él. “El Tunari debe seguir quemándose”, dijimos, como seguro pensaron muchos; pero no, era el edificio en construcción del frente.
Los recientes sucesos apuntan a que el fuego está ensañado con el país. Ante toda tragedia a causa de la negligencia e ignorancia que está atravesando Bolivia, me limitaré a escribir de lo acontecido el pasado lunes en la noche, cuando el séptimo y octavo pisos de un edificio en construcción de una zona residencial y transitada se quemaron.
Sentir el calor del fuego en el rostro y pensar que las chispas podrían desencadenar en una explosión cerca de ti y de tu hogar paraliza y estremece a cualquiera. ¿Qué debe hacer uno para salvarse y cuidar, si puede, su patrimonio? Aun con la cabeza fría no es fácil responder. Pero otra incógnita inquieta aún más: ¿cómo afrontan los bomberos y voluntarios situaciones como ésta sin tener recursos necesarios y sin recibir las capacitaciones adecuadas?
El incendio, pese a que podía haberse magnificado y causar estragos, no pasó a mayores. Tal es así que finalizado el pánico salió a flote la creatividad y circularon memes que entre líneas dicen mucho, como por ejemplo: “No se puede chaquear edificios para quedarse con los departamentos”.
Retiro lo escrito, ¿está realmente ensañado el fuego con Bolivia? ¿O es que la ignorancia ha llegado al punto de que arde, quema todo lo que puede y no perdona? ¿Cómo empezó el fuego? Es un misterio.
Periodista de Los Tiempos.
Columnas de Adriana Trigo Amador