Deficiente desempeño en hidrocarburos
Desde el año 2014, la caída del PIB del sector hidrocarburos ha sido constante, el año 2018 fue de un 7,8% negativo y entre julio de 2018 y junio de este año cayó a 20,11% negativo. Su caída arrastró a otros sectores como el agropecuario y el comercio que tuvieron parámetros positivos incidiendo en 1,07% en el PIB nacional que bajó a 3,38% a junio de este año. El año 2013 el PIB hidrocarburos creció en 14,7% cuando el PIB nacional fue de 6,8%, lo que demuestra la determinante dependencia de la economía nacional del desempeño de los hidrocarburos.
La caída de precios del crudo del año 2014, que se prolongó hasta mediados del 2016, ya no es una explicación válida para el pésimo comportamiento del sector hidrocarburos, porque los precios de exportación de gas han estado en ascenso desde fines del año 2016, así, entre 2018 y el primer cuatrimestre de este año subieron en un 12% a Argentina y en un 11% a Brasil.
Uno de los factores que podría explicar la complicada situación de los hidrocarburos es la caída de la producción y los menores volúmenes de exportación de gas. De acuerdo con el IBCE, los volúmenes exportados entre enero y agosto de 2018, comparado con igual período de 2019, cayeron en un 28% y el valor cayó en un 18%. El valor cayó, a pesar de tener mejores precios, debido a los menores volúmenes exportados.
El Gobierno se empeñó en explicar que no existe caída de la producción sino que los mercados nominan menores cantidades de gas, pero, la firma de la cuarta adenda con Ieasa (Argentina) desmiente esta explicación porque se firmó ante la imposibilidad boliviana de cumplir con los volúmenes comprometidos en el contrato. La producción ha caído porque no se han incorporado nuevos campos productivos por el fracaso exploratorio y porque los campos existentes están en fase de declinación natural. Esta es la razón por la que no se ampliaron los mercados de gas durante el ciclo de precios altos. Las exportaciones bajo contratos interrumpibles son de pequeños volúmenes y a precios inferiores a los de LNG para ser competitivos. Las negociaciones para concluir y ampliar del contrato a Brasil son una nebulosa.
El pobre desempeño económico del sector hidrocarburos, no sólo se encuentra en el ámbito externo, las razones también se dan en la administración de YPFB. Analizando sus estados financieros, se puede observar que las utilidades netas de la empresa (resultados del ejercicio), alcanzaron su punto más alto el año 2014 con 1.014 MM$us para después declinar hasta 37 MM$us en 2016 y recuperar a 332 MM$us en 2018.
Sin embargo, según el ministerio de Economía, la utilidad de este último año habría sido sólo de 52 MM$us. Llama la atención que las cifras oficiales sean tan diferentes de una fuente a otra.
Si bien YPFB no registró pérdidas ningún año, sus filiales Chaco y Andina sí lo hicieron. Según la Bolsa Boliviana de Valores, entre los años 2017 y 2018, ambas acumularon pérdidas por 91 MM$us, siendo Andina la que estaría en peores condiciones económicas. Si se tiene en cuenta que Repsol es socia de Andina con el 49%, es incomprensible que acepte que su filial arrastre pérdidas por dos años consecutivos sin subsanar la situación. Por el lado del Gobierno, no es extraño que observe impasiblemente las pérdidas de sus empresas. Otro ejemplo de pérdidas económicas al interior de YPFB, según las notas a los estados financieros de la gestión 2018, son las arrojadas por la planta de urea que en la comercialización de exportación arrojó una pérdida de 51,28 MM$us y en el mercado interno de 4,74 MM$us, haciendo un total de 56 MM$us, suma mayor a las pérdidas de Andina en la misma gestión. De las otras plantas de industrialización, como la de Gran Chaco y gas licuado, no se tiene información de sus estados de pérdidas y ganancias del año 2018. Sin embargo, dados los niveles de producción del 26% en la primera y del 4% en la segunda, no se podrían esperar resultados diferentes.
Los gastos de YPFB sólo han tenido recortes marginales. Por ejemplo, los de administración, en los últimos cinco años sólo bajaron de 55 MM$us a 49 MM$us el año 2018 y el gasto corriente que fue de 31.734 MM$us en los últimos cinco años, sólo tuvo una reducción del 5% el año 2018 respecto al promedio del quinquenio.
Se podrían tocar también inversiones innecesarias que YPFB ha efectuado tales como las nuevas estaciones de servicio, que se deberían dejar a los privados, el edificio nuevo de YPFB en el Prado de La Paz, cuyo monto se mantiene enmascarado en el ítem de “Obras en Construcción”, la existencia de tres subsidiarias de transporte, dos de exploración y producción más la de Oficina Matriz, que triplican los ========over heads======== de la empresa, aspectos que son contrarios a políticas transparencia y de austeridad. Finalmente, cabe mencionar la pretenciosa e inefectiva gestión de cinco años del ministro de Hidrocarburos, como factor del deterioro del sector.
El autor es ingeniero químico y petroquímico
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