En la búsqueda de poder
La política no respeta salud, pandemias y menos la vida. El ejemplo lo da Bolivia y la prueba irrefutable descansa en los hechos que, a diario, dan cuenta de un menosprecio al orden constituido, a la ley y a la protección de la vida en términos de garantizar que esta no se vea afectada por el coronavirus.
Sea porque algunos ciudadanos no terminan de entender la magnitud de la letalidad del virus o porque sus instintos vienen aparejados de móviles partidarios e instrucciones que reciben para violentar la cuarentena, nuestro país no termina de cerrar el círculo que le permita afrontar la pandemia con todo el apoyo ciudadano.
La causa, el interés partidario de tomar el poder. De él, se nutren los partidos políticos. Sin su ejercicio, no son capaces de sustentar su existencia. La tentación es muy grande, el Estado también. Por ello es que todos están en campaña, mas allá de la conducta del Gobierno que ha dado talla para hacer frente al virus y a sus consecuencias colaterales, con el riesgo, claro está, del desgaste. Y de eso hoy, aprovecha el coyuntural adversario. El más letal, el masismo, que herido por el histórico levantamiento ciudadano que dio curso a la revolución de las pititas, está jugando a lo que siempre supo hacer con maestría, esto es, manipular a sus bases, muchas de ellas sin la información precisa de hechos, lo que los induce a engrosar ese segmento de ciudadanos que hoy no respetan la vida propia, menos la ajena.
Eso hace que la convocatoria a elecciones sea una señal inequívoca, donde aun con pandemia, importa más tomar el poder. Enfatizo en lo que anoto: soy un convencido de que la presidenta Áñez está haciendo un buen trabajo, pero también entiendo que sus fichas son electorales. No tendría porque no ser así si es candidata, salvo para sus contendientes.
La buena noticia, y también lo subrayo, es que ha dado cuenta en sus actos y en los de su Gobierno –en el plano de la salud, la economía y su reactivación–, de un manejo serio si miramos la magnitud del problema. Nunca estuvimos preparados para enfrentar una situación de este tamaño, porque de lo contrario, la respuesta de los hospitales públicos hubiese sido inmediata. Tampoco estuvimos preparados para afrontar la paralización de la economía mundial, y pese a ello se están dando pasos para responder ante una crisis que es inminente. Y en esa tarea deberíamos estar todos, independientemente de aspiraciones políticas o apetitos personales.
También me queda claro que lo menos que podemos esperar del MAS en este momento es una conducta patriótica ante episodios como los que vivimos. Simple: al masismo le importa retomar el poder y a cualquier precio, por eso es que en estos meses nos jugamos el futuro de los próximos años y por eso también, la embestida (del MAS) es clara y la reacción adversa lenta y sin la habilidad política que el caso aconseja.
Frente a ello, parece, como ya aconteció, que será la sociedad civil democrática y auto convocada, la que dará la línea.
El autor es abogado
Columnas de CAYO SALINAS