El inicio de las subnacionales
Hasta el año 2010, se llamaban elecciones municipales y departamentales, el 30 de octubre del año 2014, mediante una ley transitoria firmada por el entonces Presidente en ejercicio, Álvaro García Linera, se denominaron Elecciones Subnacionales, porque se entendía que la denominación “subnacional” se aplica de manera genérica para designar entidades políticas que funcionan como demarcaciones o divisiones territoriales para la organización de ese territorio y para las instituciones que deben administrar aquellos territorios. En otras palabras, lo subnacional se crea y trabaja a distinto nivel del central: desde lo regional hasta el nivel local, con funciones de carácter político-administrativo, con mayor o menor grado de autogobierno, pero dependientes de la concepción centralizada o descentralizada del Estado.
Esta alusión nos lleva al planteamiento de que una institución subnacional solo se explica en su contexto local. Por otra parte, es importante entender a las otras instituciones, los partidos políticos, no solamente como un reflejo de la sociedad o simplemente como un grupo de individuos con aproximaciones comunes, sino como una realidad del vínculo entre la sociedad y el Estado, como el vehículo indispensable para ser parte de la función administrativa en el manejo de la cosa pública.
La política en nuestro país se organiza alrededor de la interpretación de la vida y del desarrollo de las ideas, alrededor de la decisión de políticas y de la transferencia de recursos humanos y económicos. El orden político también se entiende a partir de cómo se articulan los partidos nacionales y subnacionales, cómo interactúan. Y para el triunfo final no siempre ha primado el partido gobernante, lo que ha llevado a pugnas que únicamente han perjudicado a la población.
En ese escenario, cada cinco años debemos elegir a quienes forman parte de esas instituciones que administran el territorio departamental y municipal, una tarea nada sencilla debido a la escasez de programas reales y a que los candidatos representan más al partido o a un determinado sector, que a la ciudadanía en general. La representación en los niveles regional o local se ve afectada por todo lo que se quiere hacer y, finalmente, sólo por lo que se puede realizar, el resultado final no alcanza los niveles de ejecución planeados y menos los horizontes ofertados.
El MAS enfrenta serias dificultades para competir exitosamente en las arenas subnacionales, por otra parte, a los partidos opositores les ha sido muy difícil adquirir una dimensión nacional, pero en muchos casos son muy exitosos en el nivel subnacional. Estamos ante un sistema fragmentado. Una corriente que promueve la democratización interna y renovación alcanza al MAS, amenaza las prácticas autoritarias del poder dentro de ese partido, determina que tenga dificultades para competir exitosamente en las elecciones subnacionales. Al parecer más de una década después de su acceso al poder, ha perdido el carácter hegemónico que llegó a tener y su tendencia al crecimiento tiende a invertirse, esta propensión negativa se ha expresado en los resultados electorales en los espacios subnacionales. Dicho partido debía reflexionar sobre la reapertura y democratización interna para permitir el fortalecimiento de sus liderazgos emergentes, no lo ha logrado y enfrenta problemas, sobre todo en el eje troncal y El Alto. Especialmente ahora que la expresidenta del Senado se ha decantado por otra organización política: es el más duro revés del último tiempo, será una pésima respuesta contra el “dedazo” si para colmo de males la señora Copa resulta triunfadora.
En las candidaturas del frente tampoco hay mucho espacio para la renovación y la oferta es de lo más variada, triunfarán los que arañen tratando de hacer política en serio.
El autor es politólogo