Mujer
Una sociedad se mide por cómo trata a sus niños, a sus ancianos, a las mujeres y a su naturaleza. Los indicadores de desarrollo, como muchos creen, no se hacen a través de cuántos pisos tiene tu edificio, o cuántos autos último modelo circulan por las calles, o cuántas tiendas y supermercados existen, sino que se mide por el nivel de progreso que tiene la gente, si es o no feliz, y si puede dar cumplimiento a sus objetivos.
Entonces ¿qué clase de índice de desarrollo humano tiene una sociedad donde se han producido más de 85 feminicidios en 2021, casi una treintena de infanticidios, donde existen dos millones de perros vagabundos que circulan por las calles de Bolivia, y se queman miles de hectáreas de la Chiquitania?
¿Qué clase de índice de desarrollo humano existe cuando se atropellan a osos hormigueros y zorros en los bosques secos de oriente, que básicamente sirven para producir carbón y extender las tierras agrícolas?
Dentro de poco, el 11 de octubre, se celebrará el Día de la Mujer Boliviana. Huelga decir por qué se hace esta celebración.
Ni vale la pena este festejo y llenarse la boca, o las redes sociales, enviando mensajes destacando que es el ser más sublime que pisa la Tierra o es el “ser que me dio la vida”, tal cual sucede los 27 de mayo.
¿De qué nos sirven esas fechas si lo primero que sucede es que nos maltratan, somos víctimas de acoso sexual, o terminamos sofocadas por un sistema judicial injusto y corrupto?
El Día de la Mujer es un eufemismo que sirve para tapar toda la hipocresía imperante en este país tan metido en su ombligo.
Con toda seguridad, ese día todos van a ir a sus casas a darle un abrazo y, tal vez unas flores, a su madre, a su esposa, a su hija, a su hermana, o a algún jefecito se le ocurrirá destacar la sacrificada labor que hacen sus trabajadoras, regalándoles media jornada laboral, limpiando su conciencia de maltratos y trato despótico.
Pero nacer mujer, visto desde la biología, es una coincidencia estadística; es decir tú no decides nacer mujer, pero lo que si decides y lo que sí sucede en Bolivia es que ser mujer es tener muchísimas probabilidades de morir a manos de tu esposo y que sea tipificado como “crimen pasional” porque la celosa y loca eres tú. Y, encima de todo, digan “qué habrá hecho, seguro que se lo merecía” y cuando hagas las denuncias no te crean y sólo te crean cuando estés tres metros bajo tierra, dentro de un abrigo de madera.
¿Por tanto, para qué celebrar un día tan hipócrita como este? ¿Para qué destacar la gran cantidad de mujeres que están al frente de una empresa, si finalmente el sistema heteropatriarcal, machista sofoca el desarrollo de las mujeres?
La autora es periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER