Balance del paro
Por donde se vea, Santa Cruz ha logrado un triunfo incuestionable sobre el poder centralista.
Si revisamos la agenda del último multitudinario cabildo, con un récord histórico de asistentes, constatamos que los puntos más coyunturales del pliego petitorio se han cumplido, en particular el referido a la liberación de los aprehendidos; queda pendiente la aprobación de una ley sobre el censo, que garantice la entrega de resultados hasta septiembre para la distribución de recursos coparticipables y a más tardar hasta diciembre para la de escaños, según el compromiso del Gobierno, de tal modo que el Tribunal Supremo Electoral tenga el tiempo suficiente para plantear un rediseño de las circunscripciones uninominales que refleje la nueva realidad demográfica del país.
Según un estudioso del tema, Carlos Hugo Molina, entre el 75 y 80 por ciento de la población nacional habita en el ámbito urbano, en tanto que el restante 25 por ciento reside en el área rural, pero la distribución de la representación en la Cámara Baja es inversamente proporcional a esta realidad poblacional, porque el 75 por ciento urbano apenas tiene un 25 por ciento de las diputaciones, en tanto que el 25 por ciento rural hoy acapara el 75 por ciento de los escaños. Por supuesto, este esquema es favorable al MAS.
Es fundamental, en términos políticos, además, que los resultados permitan una recomposición de las circunscripciones electorales antes de los comicios generales de 2025, debido a la suspicacia que ha surgido alrededor del denunciado desequilibrio entre los votos necesarios para alcanzar una diputación en los ámbitos rural y urbano. Se podrá argumentar que esta desconfianza no tiene fundamentos, pero ya está planteada y lo único que puede despejarla es una transparencia electoral irrestricta.
En cuanto a la demanda de fondo del cabildo, que consiste en sugerir las mejores vías para la futura relación política entre Santa Cruz y un Estado que no escucha, queda claro que es un primer y significativo paso que anticipa un cambio en el actual modelo estatal, anclado en un centralismo incapaz de comprender que la capital cruceña, una de las urbes con mayor crecimiento en las últimas décadas en el continente, ya no se conmueve por las prédicas nacionalistas y de orientación socialista, sino que aspira a mayores grados de libertad política y económica. En la batalla de las ideas, han quedado obsoletos, tras el paro indefinido cruceño, los rígidos esquemas ideológicos con que el MAS interpreta la realidad boliviana y eso implica una crisis de fondo en el Estado Plurinacional.
Pese a la aplicación de la coerción estatal, mediante la Policía, y los grupos de choque movilizados por el Gobierno para reforzar los cercos, además del veto a las exportaciones y otras agresiones, lo novedoso estriba en que Santa Cruz ha derrotado al MAS en su propio terreno: en las calles. Es posible que esta histórica y larga protesta cruceña haya puesto una lápida al denominado “proceso de cambio” y que sea el inicio de una nueva etapa.