Sobreburocratización del Estado
Una de las demandas constantes de la sociedad boliviana, sin duda, pasa por mejorar la salud, educación y seguridad ciudadana en el país, de hecho, la falencia del Estado en estos sectores es evidente y los conflictos como visualización de demandas son una constante. Este problema podría resolverse mediante la inyección de más recursos públicos, en el entendido de que, a través de los mismos, se pueden producir mejoras en las políticas de salud, educación y seguridad ciudadana.
Sin embargo, aun incrementando el presupuesto del Estado a estos sectores hasta un 15%, sería imposible solucionar las grandes problemáticas, ya que el sector arrastra problemas estructurales, que requieren una reforma estructural a largo plazo, mediante una continuidad de políticas y planes. En términos prácticos esto implicaría más de dos gestiones presidenciales que logren coordinar un plan de acción, por una parte, y por otra, la garantía de recursos económicos suficientes y sostenibles, que acompañen las políticas y planes.
El problema es que de la forma en la que se está administrando el Estado, es imposible que se puedan atender estas demandas en la magnitud que requiere el problema, por los siguientes motivos:
Primero, de un tiempo a esta parte, el Estado ha ido experimentando una sobre burocratización y crecimiento institucional de manera desequilibrada, lo que ha significado que el gobierno se endeude para garantizar sueldos y salarios de los funcionarios públicos, de oficinas y empresas públicas improductivas sin incidencia real en el desarrollo. Entonces, si lo vemos en panorama, con la planilla salarial de funcionarios públicos y la cantidad de empresas públicas insolventes, va ser complicado garantizar recursos suficientes y sostenibles para salud, educación y seguridad ciudadana, ya que antes de invertir plata en estos sectores, hay que garantizar plata para pagar sueldos, incluso a cargos que no tiene razón de ser como Diramar y otras más.
Segundo, en el contexto político y forma en la que opera la política en el país, es difícil modificar esta irregularidad y cerrar las direcciones y empresas públicas improductivas, ya que a nivel micro, estos juegan un papel importante en los pactos, acuerdos clientelares y el juego poder. Ya que las pegas significan acuerdos y apoyos políticos. Lo problemático es que más funcionarios públicos implica más gasto, y para poder pagar este gasto, se debe vender más materias primas, y si no es suficiente, endeudarse interna y externamente, y si aún no es suficiente se debe seguir cargando de impuestos a la clase media en un infierno tributario.
Pero este modelo no es sostenible, ya que tarde o temprano, se acabará los ingresos de materias primas, las deudas impedirán poder suscribir nuevas deudas y por último, el terrorismo tributario a será insuficiente, ya que muchas empresas habrán quebrado. Ahí es el problema y el inicio de las crisis financieras del asistencialismo de Estado y de los sistemas clientelares de poder, en otras palabras, él te apoyo, pero si me das pegas y licitaciones, tiene un fin.
Ahora volviendo al asunto de esta columna, es cierto que salud, educación y seguridad ciudadana son importantes, pero para poder solucionarlos, se debe trabajar antes los problemas estructurales que hacen al mismo funcionamiento del Estado, y más profundo, a las prácticas políticas de una élite política actual que corrompe y nos lleva al abismo.
Columnas de CÉSAR AUGUSTO CAMACHO SOLIZ