Conquista pactada
El contingente de conquistadores españoles, compuesto por simples aventureros analfabetos incluyendo a Francisco Pizarro, no pasó de los 250 hombres, mientras que los ejércitos incaicos eran poderosos y compuestos por miles de experimentados soldados, por lo que no se explica cómo pudo este insignificante número de invasores derrotar a tan poderosos ejércitos incas.
Las crónicas españolas de la conquista quitan importancia a un hecho trascendente.
Cuando los conquistadores llegaron a lo que hoy es el Perú y Bolivia el Imperio Inca se estaba desmoronando, en 1532 muchos de los 10 millones de habitantes estaban hartos de la dominación inca y se aliaron con los españoles para deshacerse del dominio incaico.
Después de ser ejecutado Atahualpa, Pizarro se trasladó al Cusco que estaba en manos de los españoles y después de cuatro años, en 1536, el ejército inca se lanzó contra los conquistadores.
Sorprendentemente fue derrotado y la investigación interdisciplinaria, con la ayuda de equipos tecnológicos, estableció que la mayoría de los abundantes restos mortales de los indígenas mostraban aplastamientos de cráneos y fracturas de mandíbulas, investigándose en laboratorio sobre qué tipo de armas produjeron tan terribles lesiones letales.
Se constató que las armas de acero de los españoles hubieran producido heridas incisas o fracturas con bordes limpios y no podían haber causado las lesiones por aplastamiento tal como se las observó.
Las únicas armas que podía haber producido esos aplastamientos y fracturas eran de piedra, sumamente pesadas, utilizadas para golpear al enemigo y esos artefactos eran usados únicamente por los indígenas, es decir, a la mayoría de los indios no los mataron los españoles sino otros indios: el papel de los incas aliados con los españoles fue fundamental para el éxito de la conquista.
María Rostworowski, la más autorizada historiadora peruana sobre el Imperio Incaico, afirma que los españoles recibieron una ayuda decisiva de sus aliados indios. Este hecho pasado por alto en las crónicas cambia por completo la visión de la conquista.
De acuerdo a los documentos encontrados en el Archivo de Indias de Sevilla se constata que la supervivencia de Pizarro en Lima no se basó en su poderío militar sino en una alianza con los indios de Huaylas.
Estos descubrimientos realizados por la ciencia enseñan que no es admisible deificar nada, ni a culturas ni menos a personas, la relatividad de las cosas está siempre presente y la mentira disfrazada de historia termina algún día sucumbiendo.
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA