La “descertificación”
No sorprende la reciente “descertificación” estadounidense de Bolivia en la lucha contra el narcotráfico, lo que sí llama la atención son las reacciones que ese anuncio provocó.
Que el Gobierno de Estados Unidos haya incluido a Bolivia en la lista de países de mayor producción y tránsito de drogas y acuse a la administración del Estado Plurinacional de incumplir sus obligaciones internacionales de combate al narcotráfico no es una novedad.
Quizás no se trate de la “decimosexta vez consecutiva” —como dice el ministro de Gobierno— que eso ocurre, pero es indudable la expansión de la producción y tráfico de cocaína en Bolivia.
Eso es perceptible, por ejemplo, en los casos de capturas de esa droga en países fronterizos y europeos, los asesinatos y secuestros —más numerosos que otros años— vinculados al narcotráfico y la magnitud de las actividades de la organización que dirigía, hasta hace un par de meses desde Santa Cruz, el uruguayo Sebastián Marset que fugó en las narices de la Policía que lo buscaba a pedido de otros países y dos organizaciones policiales internacionales.
El creciente número y la mayor frecuencia de los operativos de destrucción de fábricas de cocaína ejecutados por la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (Felcn): 487 entre enero y agosto de este año, en promedio uno cada 12 horas, son otro indicador de la imparable expansión de la producción y tráfico de esa droga en el país, a menos que hasta principios de este año ese cuerpo policial no haya estado haciendo bien su trabajo.
Que la “descertificación” otorgada por el Gobierno de Estados Unidos al de Bolivia es un acto “unilateral”, como bien lo califica el ministro de Gobierno, es algo evidente y no llama la atención sobremanera.
Lo que sí despierta cierta curiosidad es la calidad de las reacciones a la inclusión de Bolivia en la “lista negra” estadounidense de países vinculados al narcotráfico, pues ninguna hace referencia a las consecuencias que tendría esa circunstancia para el ciudadano común.
“Es perjudicial para el país porque reduce las posibilidades de recibir ayuda internacional no solo de EEUU, sino de sus aliados, como la Unión Europea o el Banco Mundial, que pueden limitar el acceso de Bolivia a créditos”, explicaba hace un año el medio digital Bolivia Verifica, citando las declaraciones de una exfiscal antinarcóticos.
En general, esa ayuda que sería limitada como consecuencia de la “descertificación” se destina a la misma lucha antidrogas y jamás se supo de una declaración del Gobierno que atribuya a esa circunstancia la mayor dificultad para enfrentar los problemas de su gestión.
Así, la calificación de EEUU a la lucha antidrogas en Bolivia parece tener más efectos simbólicos y en la política interna que consecuencias perjudiciales en otros ámbitos.