Anarquismo y Estado
El argentino Javier Milei está de moda, se proclama anarcocapitalista, minarquista, libertario, etc., es seguidor de la escuela austriaca del liberal clásico Ludwig von Mises, de Karl Popper y otros (Popper fue maestro del especulador financiero George Soros, dueño de Bolivia, el que pone y depone presidentes), pero más allá de cómo se autocalifica Milei nos interesa aclarar que éste de anarquista no tiene ni un pelo.
Es imposible decir detalladamente lo que es el anarquismo en un solo artículo, referiremos únicamente algunos de sus rasgos elementales.
La sociedad primitiva primero practicó la pesca, luego la caza y posteriormente la agricultura y la ganadería y con estas dos últimas sobrevino la apropiación de los medios de producción en manos de unos cuantos, nació el egoísmo y la explotación de unos sobre otros, requiriéndose de alguna fuerza compulsiva que proteja la propiedad de esa minoría, fuerza que en el futuro iría en denominarse Estado con una capa de administradores o burócratas.
En la sociedad primitiva no existía el Estado, el poder, el derecho, la autoridad. La libertad individual, el libre albedrío constituía un primer escalón y en caso necesario la voluntad colectiva era la que decidía sobre asuntos importantes de la comunidad de forma directa, sin intermediarios o representantes y sin obligar nada a nadie, a condición de que no perjudique a los demás. Un cuerpo de sabios daba consejos y orientaba a la comunidad, su palabra no era de cumplimiento obligatorio.
Destruida esta organización nació el Estado (no fue creado o inventado como dice Noam Chomsky), para el ejercicio del poder, del abuso, y allí donde existe poder hay una sociedad dividida. El Estado es el que precautela los intereses del poder donde mandan unos sobre otros, nadie puede desobedecerle, tiene fuerza coercitiva, derecho (jueces, magistrados, fiscales), policía, antes completamente desconocidos.
Las sociedades primitivas imponían una deuda permanente al líder o jefe tribal, de manera tal que le era imposible transformar su prestigio en poder. En cambio, con el surgimiento del Estado se produce un cambio en dicha deuda y el pueblo es el que se halla absurdamente en deuda con sus “representantes”, es la alabada “democracia representativa”.
Ahora bien, el verdadero anarquismo se inspira en ese primigenio tipo de organización social sin poder y sin división de clases sociales, y lo central de su planteamiento es la rotunda negación del Estado. Esta es la diferencia con el socialismo en el que permanece el Estado dictatorial.
Milei no propugna la desaparición del Estado, por el contrario, le asigna la tarea de ser bedel o guardián violento de los que detentan el poder dentro de un marco social de libre competencia, donde el más fuerte pisoteando a todos sea el victorioso, la propiedad privada sin límites es sagrada y eso no tiene nada que ver con el anarquismo. Milei proclama en el fondo la plena “libertad” del individuo de enriquecerse sin límites, pisoteando a los demás con la fuerza de su brazo represor que es el Estado.
La pena es que el pueblo argentino, en la desesperación de librarse de la delincuencia kirchnerista tiende a emitir su voto en favor de un farsante: del populismo cleptómano al ultraliberalismo empobrecedor.
El autor es jurista
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA