¿Nos vamos al Paraguay?
Por si acaso, no hablo de secesión, al estilo de Badía Malagrida de los años 30. O de una nueva república en el centro de Sudamérica, para no escandalizar a nadie. Me refiero a algo real que está sucediendo en la actualidad y es que muchos empresarios y trabajadores cruceños han visto en Paraguay muy buenas oportunidades para sus inversiones y para el trabajo de campo y han migrado hacia allí o están decidiendo irse. Si dicen que tu patria está donde te tratan bien y tienes garantías para vivir libre de abusos, pues en la antigua tierra de los bravos guaraníes se están dando esas condiciones.
Bolivia se ha convertido en los últimos años en un país sin ley. O donde la ley se aplica favoreciendo a unos y perjudicando a otros, aunque este país es un nido de sanguijuelas y caos en todas sus regiones. Somos testigos de que para constituir una empresa en Bolivia se requieren alrededor de un centenar de pasos, de trámites, lo que significa gastos de todo tipo. Ni qué decir de los impuestos que son disparatadamente aplicados y jamás retornan a sus lugares de origen y van al Tesoro de la nación, desde donde se destinan muchas veces para obras inservibles o para tapar agujeros o boquetes de la inmensa deuda pública.
País que por los permanentes bloqueos frena el comercio y el desarrollo, que ha desperdiciado la vía interoceánica, tan costosa, porque la soya brasileña tiene como destino la China y no quedarse atascada en Pailón, Santa Cruz¸esperando que cada semana se levante un bloqueo insulso.
Ahora, como no podía ser de otro modo, ya está en plena marcha la vía que atraviesa Brasil, Paraguay, elude a Bolivia, y sigue por Argentina, hasta el puerto de Antofagasta. Se dice que está en planes de construirse otra autovía que, partiendo de Mato Grosso o Rondonia pase a pocos kilómetros de la frontera norte de Bolivia y enlace con la red carretera peruana que llega al Pacífico. Es decir que Bolivia quedaría dentro de una tenaza, de un hueco negro, llorando porque sus productos no son competitivos por ser un país enclaustrado. ¡Pero si hasta el combustible escasea! ¡Si falta diésel en temporada de cosecha! Habrá que llorar, más bien, por nuestra desastrosa diplomacia existente, ajena a la verdadera integración y por la suprema debilidad de un Gobierno permisivo e inepto.
Paraguay, sin gas, ni minerales, sin soñar con el litio ni ninguna fantasía, supo aprovechar el caudal de sus ríos y produce una gran cantidad de energía eléctrica para vender a Argentina (Yacyretá)y principalmente a Brasil (Itaipú). No tiene una gran red de carreteras, pero las que tiene son transitables todo el año y no existen los bloqueos cavernarios que alientan el ocio. Prueba de eso es que será país de tránsito de la carretera bioceánica, porque sus vecinos más grandes le tienen confianza. Además, utiliza ventajosamente la hidrovía Paraguay-Paraná, con enorme provecho para su comercio de exportación e importación. Pero, asimismo, todo lo contrario que en Bolivia, allí se puede constituir una empresa en pocos días sin cientos de leyes ni sablazos sangrientos de parte de Impuestos Internos. Tampoco existen los impuestos al patrimonio ni a la herencia. Con un crecimiento anual en torno al 5%, Paraguay, país con mucho menos extensión que el nuestro y menos habitantes, produce muchísimo más granos y ganadería, al extremo de estar entre los primeros exportadores del mundo de soya y carnes. Para eso, por supuesto, no se conoce que el Estado aplique cupos a las exportaciones, como dañinamente se ha establecido aquí, perjudicando gravemente a Santa Cruz.
Sin muchas esperanzas de que la situación mejore en Bolivia bajo la administración masista, sin dólares, sin caminos expeditos, sin inversiones, sin fuentes de trabajo, con una enorme incertidumbre política, jugando al socialismo y mostrando los éxitos del Gobierno de la “industrialización”, sólo a través de la antipática y costosa propaganda estatal, los cruceños han mirado hacia el sudeste. Si los españoles y los indios guaraníes, con don Ñuflo a la cabeza, llegaron hasta nuestras tierras desde el Paraguay, muchos siglos después ante las trabas para progresar, se está produciendo un retorno de Santa Cruz de la Sierra y tierras aledañas hacia Asunción, la ciudad madre.
Columnas de MANFREDO KEMPFF SUÁREZ