Reporteros del espectáculo
Con el título no me refiero a los periodistas del espectáculo o de sociales, cuya labor consiste en cubrir saraos, pasarelas de moda, degustaciones de comida, escándalos de celebridades, banquetes onerosos, recepciones en embajadas o eventos de ese tipo… Sino a los reporteros que, cámara y micrófono en mano, van como abejas en enjambre para poner sus micrófonos en las bocas de los políticos y tratan de obtener frases polémicas, picantes o tontas, para colocarlas entrecomilladas en sus titulares de redes sociales y, de esa manera, tratar de tener más atención de los lectores.
Cuando trabajé en la Cámara de Diputados como asesor de gestión parlamentaria observé cómo los reporteros, de manera acrítica y pasiva, se limitan a escuchar las sandeces de los políticos, para luego hacer con esas frases un titular llamativo. Son poquísimos los que se atreven a interpelar o cuestionar los porqués o el cómo, me imagino que un poco por timidez (o por miedo a la inquina del Gobierno) y otro poco por la carencia de un bagaje cultural que permita el arte de la pregunta.
Últimamente he ido dejando Facebook y solamente reviso X para ver las noticias del día y tomarle el pulso al pugilato virtual entre oficialistas y opositores, aunque también para reír un poco. En esa operación que se llama scroll gran parte de lo que veo son titulares de portales de noticias o periódicos digitales que entrecomillan alguna majadería de este diputado, aquel ministro o el presidente del Estado.
Por ejemplo, hoy, cuando escribo este artículo, se publicaron estos titulares en diversos medios: “El MNR no participará de las elecciones para no dispersar el voto ya que ‘favorecería al MAS’”, “La diputada Luisa Nayar, de Comunidad Ciudadana (CC), ratificó la existencia de una ‘lista negra’ de vetos a posibles candidaturas y negó que su alianza respalde al bloque de unidad por candidaturas”, “Dos concejalas de Punata se van a los golpes por elección de directiva”, “El senador del MAS, Félix Ajpi, pidió a los seguidores de Evo Morales ‘dejar actitudes fascistas’ tras los enfrentamientos que se produjeron en el municipio de San Julián (Santa Cruz) en la proclamación de Andrónico Rodríguez”, “Vocero de Libre dice que ‘de 100 días pasamos a 100 vetos’ en alusión a Doria Medina”. O: “En la única ‘lista negra’ que estoy es en la de mi ex”: políticos niegan denuncias de vetos en la alianza Unidad”.
Y eso que esas noticias coyunturales y superficiales son de lo más serio que se publicó en el día, pues algunas otras se refirieron a los gustos gastronómicos de los candidatos, sus frases chistosas o el lapsus que tuvo este o aquel legislador. Cuando uno abre esas notas, se encuentra con dos o tres párrafos sin contenido relevante, dos o tres párrafos con contenido especulador.
Estoy consciente de que lo más posible es que si los medios escritos publicaran solamente largos ensayos o reseñas, crónicas o entrevistas extensas o reportajes de investigación, sus lectores se reducirían al mínimo; pero tampoco habría que dejar de exigir que aquella prensa inmediatista y de notas breves que abunda en redes como Facebook, X o TikTok publique material más elaborado, más reflexivo, más profundo.
De esa manera, algo podría contribuir en la elevación de la capacidad crítica y la educación de la población boliviana. Y habría que exigir que escriba sobre los temas que de verdad importan: la situación económica y del Órgano Judicial, los casos de corrupción, el triste estado de la educación pública en Bolivia o, aunque esto es como pedir peras al olmo, los libros o recitales que los artistas bolivianos están haciendo.
Debido a que la política boliviana ha sido en los últimos años una especie de show tragicómico, los medios, incluso los más prestigiosos y serios, como si el espectáculo poseyera una siniestra inercia, no pudieron sustraerse de la publicación de noticias triviales y chistosas. Como casi todo ha sido estúpido, no había nada más que lo estúpido sobre lo que escribir o investigar.
Sin embargo, cabe llamar la atención a los jefes de redacción y directores de periódicos y portales digitales: no estaría mal elevar el nivel de la prensa, sobre todo de la escrita, que es a la que más le tengo fe aún, ya que podría ser uno de los puntales para que la democracia no siga desportillándose y las jóvenes generaciones no piensen que el mundo se termina en el TikTok y el reguetón.
El autor es politólogo y comunicador social
Columnas de IGNACIO VERA DE RADA