Cochabamba y sus ferias
Las últimas ferias que se han realizado en Cochabamba con motivo de la efeméride local han demostrado la vocación gastronómica de la región; pero también la importancia de regular las actividades para que los visitantes no sean sorprendidos por cobros excesivos, mala organización, restricciones y sean realmente fuentes que permitan la reactivación económica.
Cada fin de semana se realizan entre dos y cinco ferias gastronómicas en el departamento, todas se caracterizan por su diversidad, originalidad y creatividad.
La oferta ferial va desde la Feria de la Frutilla hasta la Feria del Pan, pasando por la Ñawpa Manka Mikhuna, o comida de las abuelas. Y también hay otras más recurrentes y esperadas como las ferias del Puchero, de la Salteña, del Api y el Buñuelo o las del Pescado, del Chicharrón, la Trucha, el Lechón y el Pamp’aku.
También existen la Feria del Guindol, la Chicha, el Guarapo, el Vino y la Cerveza Artesanal.
Detrás de cada feria está el esfuerzo de emprendedores, restaurantes, comerciantes y sobre todo de mujeres que se esmeran por mantener la identidad y los sabores cochabambinos.
De hecho, la Feria dela Ñawpa Manka Mikhuna, nació hace más de 20 años en Achamoco, con el impulso del profesor Wilfredo Camacho para revalorizar la gastronomía y generar fuentes de ingreso para la población, en una comunidad afectada por la migración.
A pesar de la gran oferta de ferias que caracterizan las actividades el fin de semana en Cochabamba, es importante que los gobiernos municipales generen políticas públicas que incentiven su desarrollo conservando mantener la identidad y la cultura de la gastronomía local.
Si bien las ferias gastronómicas dinamizan la economía local al promocionar el consumo de los productos de la región y los platos tradicionales, es necesario mejorar la organización para que se beneficien tanto expositores como asistentes.
En la medida que se cuenten con ferias bien organizadas se podrá atraer al turismo y generar oportunidades de empleo temporal.
Las ferias tradicionales funcionan como una vitrina para los productos locales, impulsan la actividad económica en los municipios y ofrecen una experiencia turística que beneficia a Cochabamba.
También es importante que los gobiernos municipales generen políticas públicas que incentiven el desarrollo de las ferias que ayuden a mantener la identidad y la cultura de la gastronomía.
Las alcaldías que acogen a la diversidad de ferias tendrían también que velar porque se reduzcan los aspectos que opacan estas actividades.
Cochabamba no puede conformarse sólo con el rótulo de ser la “Capital gastronómica de Bolivia”; sino, que debe trabajar en generar todas las condiciones para que su cocina brille y sea un verdadero motor económico a través de alianzas estratégicas que sean parte de esta cadena productiva.