SIN VUELTAS
La nueva y feroz arremetida del MAS en contra de sus opositores, exaliados y cuanta voz crítica surja frente a su cúpula partidaria y de gobierno no es para nada sorprendente. Lo que llama la atención es ver o escuchar reacciones de sorpresa o espanto frente a lo que está ocurriendo desde hace algunas semanas: la reedición de la perversa práctica política que marcó los 14 años de gobierno del MAS encabezado por Morales, echando mano también del sistema judicial y de las llamadas “fuerzas del orden” (policías y militares).
Llegamos hoy a un nuevo proceso electoral en Bolivia con sentimientos encontrados, por no decir con un sabor amargo que nace desde las entrañas de un país que no termina de romper el círculo vicioso en el que sigue atrapado. Un círculo alimentado no apenas por la clase política, sino también por las elites de una sociedad incapaz de rebelarse, en serio, frente a una realidad marcada por la manipulación, la prebenda y el chantaje extorsivo de ida y vuelta. Una realidad, además, en la que la desinformación fue una constante.