
INTERFAZ
Artículos de opinión de Carlos Valverde y Maggy Talavera, dos grandes periodistas, dejaron claro el domingo 28 de enero que la inédita crisis política e institucional en el departamento de Santa Cruz tiene como responsable, además de la conspiración masista, a la evidente falta de lucidez política de Creemos, de los asesores y del propio caudillo cruceño.
Las calles de La Paz están alborotadas. Se acerca el mediodía y la tradición dice que para que las miniaturas que adquieres el 24 de enero se conviertan en realidad, hay que hacerlas bendecir. Esquivo a vendedores, compradores y oficiosos funcionarios municipales. Estoy buscando algo que se asemeje a la justicia independiente, transparente y eficiente. Recorro varios sectores de la feria.
El cáncer del narcotráfico en Ecuador y Bolivia avanza con distinta intensidad. El tratamiento de este mal que carcome todo lo que toca también es diferente. En el Estado ecuatoriano llegó al preocupante grado del narcoterrorismo, luego de un intento por extirparlo con el megaoperativo denominado Metástasis, a fines de 2023, operación liderada por la joven fiscal general Diana Salazar Méndez.
El “llunkerío” en el país es inherente al ejercicio del poder. Existió, existe y existirá. No es exclusividad de los “necesitados” militantes de base hacia alguna autoridad de paso que puede retribuir las lisonjas con pegas y uno que otro privilegio. Es moneda corriente en los tres niveles estatales, en los cuatro órganos de poder, en los partidos políticos —grandes o chicos—, en sindicatos, federaciones y confederaciones, en instituciones uniformadas, en gremios empresariales…
Un año de abierta y desgastante conflagración política con el gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca —plagado de conversos por conveniencia— le ayudó a comprender y precisar cuál es el factor que puede dejarlo, de un momento a otro, sin posibilidades reales de cumplir su obsesión de volver al poder, tal como lo había planificado en su confortable refugio de Buenos Aires.
La Constitución boliviana está llena de innovaciones y buenas intenciones, impracticables casi todas porque fueron redactadas precisamente para que luzcan inéditas en la ley de leyes de Bolivia y muestren la emergencia de un nuevo Estado, ante las ruinas de la vieja República. Sin embargo, los novedosos preceptos han sido vulnerados repetidamente por sus hacedores o sencillamente fueron incumplidos en los dos gobiernos del MAS.
Hasta el último momento de este año se librarán batallas en la guerra de facciones del MAS por la candidatura presidencial y el poder. No veremos ni por asomo una alternativa con propuestas desde las oposiciones parlamentarias, cívicas o ciudadanas. Y, lamentablemente, la sociedad también permanecerá adormecida, viendo la coyuntura con enormes dosis de indiferencia.
¡Qué extraña relación han entablado el narcotraficante más buscado en Latinoamérica y la principal autoridad antidrogas de Bolivia! Han transcurrido exactamente cuatro meses —Sebastián Marset huyó el 29 de julio y este artículo se publica el 30 de noviembre— y en ese tiempo, el narcofugitivo y Eduardo del Castillo han demostrado que uno necesita del otro, ya sea para mantenerse vigente o para ampliar el radio de acción en esferas gubernamentales.
Millones de hectáreas, hasta ahora no cuantificadas con precisión, han quedado calcinadas por el fuego de los dos últimos meses en las reservas naturales más importantes del país y del continente. ¿Cuántos millones de mamíferos, reptiles, aves e insectos han muerto en este tiempo? Escuché estimaciones de hasta 20 millones y que a la naturaleza le tomará 500 años para recuperar la cualidad forestal y el ecosistema en los lugares devastados, sobre todo en el Madidi.
Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Ese añejo dicho popular calza bien a la actual situación del Gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca en áreas clave. Con entusiasmo han autorizado añadir a la colección de eslóganes uno que ahora dice: “Sabemos a dónde vamos”. Tiene al celeste como color dominante —ya no el azul—, y muestra a los mandatarios sonrientes dándose la mano, ambos con sus símbolos de presidente y vicepresidente del Estado.