El "glamping" a la francesa gana territorio
Texto: Clément Sabourin
De un baúl de mimbre ubicado dentro de una carpa, Céline Bossanne saca dos copas de vino: "¡Ese es el toque francés!", bromea la cofundadora del grupo Huttopia, que exporta a América del Norte el concepto de "glamping", que se refiere a la experiencia de acampar con comodidades.
Vajilla, mininevera, luces eléctricas, colchones y ropa de cama acogedora: a la carpa no le falta nada.
Hay "todo lo necesario para acampar cómodamente, pero siempre en la simplicidad", resume la propietaria de esta empresa que factura anualmente 55 millones de euros.
En 65 hectáreas de bosque boreal, en la ladera de una montaña de los Apalaches, en el sur de Canadá, 80 carpas fabricadas en Francia y equipadas "a la francesa" se encuentran desplegadas entre los árboles. Las más lujosas, con un valor de 95 euros la noche, incluso tienen baño.
A una hora y treinta minutos de Montreal, la mayor ciudad de la provincia de Quebec, este lugar al aire libre se llena regularmente en el verano.
El “glamping”, término que fusiona las palabras en inglés "glamour" y "camping", busca "recuperar el verdadero espíritu de acampar, que siempre ha existido (...), que es dormir en plena naturaleza. Pero le damos un toque extra: el confort", explica Céline Bossanne.
Si bien Huttopia no inventó esta forma de acampar, la empresa francesa la popularizó en el este de Canadá en donde ha importado más de 500 carpas listas para usar desde 2008 en los parques naturales de Quebec.
ESTILO FRANCÉS
Cada tienda de campaña está hecha en Dunkerque, en el norte de Francia, por la empresa Cabanon. Huttopia también importa desde Francia todo el equipamiento que las acompaña.
El "toque francés" también se puede percibir en el acento de una buena parte de los empleados, en el menú del restaurante (especialmente por los crepes), y en las celebraciones del fin de semana del 14 de julio, organizadas para celebrar "la toma de la Bastilla".
Céline Bossanne y su esposo Philippe crearon Huttopia en 1999 para hacerle la guerra a las casas rodantes que se convirtieron en las favoritas de los campamentos franceses. Dos décadas más tarde, su compañía opera 51 sitios en Francia bajo el mismo concepto de carpas totalmente equipadas en la naturaleza. En 2015, abrió su primer campamento en el extranjero, en Sutton, en el sur de Quebec.
Al realizar su estudio de mercado, este concepto de “resort”, con “mucho espacio, naturaleza y servicios, no existía” en Canadá y Estados Unidos, cuenta.
Y lanzaron su apuesta confiados en que “la idea funcionaría” en “estos países de los grandes espacios abiertos”, dice Bossanne.
El mercado del “glamping” está experimentando un fuerte crecimiento en Estados Unidos y Canadá, de alrededor del 15% anual, bajo el impulso de los millennials.
Se espera que en 2024 la demanda de ese tipo de alojamiento alcance los 1.000 millones de dólares al año en Estados Unidos, según la firma Arizton. Sólo en 2017, los estadounidenses gastaron 167.000 millones en camping, ya sea en equipamiento, vehículos o alojamientos.
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"CARPAS PARA LOS INDIOS"
Después del primer campamento en Canadá, el grupo francés se extendió en 2018 a New Hampshire y este año a Maine, dos estados de la costa noreste de Estados Unidos.
Aún invirtiendo con sus propios fondos, la empresa familiar adquirió terrenos boscosos en Los Ángeles y está en proceso de establecerse también en el estado de Nueva York, al mismo tiempo que evalúa llegar a Oregon. Este año se abrió por primera vez un campamento en Holanda y están desarrollando proyectos en China.
En el campamento de Quebec, Marc Dubreuil tira un carrito hacia su gran carpa: "Odio acampar, por toda la instalación, mientras que aquí está arreglado: ¡venimos con un poco de comida, ropa y bingo!", dice el jefe de una empresa de marketing de Montreal.
Huttopia también está conquistando a los indígenas del norte de Quebec, los Cree. Este grupo le encargó a la compañía francesa que diseñe 50 carpas inspiradas en sus "tipi" tradicionales, para ser utilizadas en ecoturismo.
Al regresar de estos territorios salvajes en las costas de la Bahía de Hudson, 1.300 km al norte de Montreal, Céline Bossanne se regocija: "¡Nunca pensé en construir carpas para los indios!".