Pospuesto a las kalendas griegas
Alguna vez en el pasado, di gritos de alarma. ¡El lobo! ¡Viene el lobo! Pero el lobo no vino. El lobo, alarmado, se fue a otra parte. Eso parece que está ocurriendo ahora con la tercera guerra mundial; habiendo sido posible, los participantes se han desanimado.
El desánimo para una guerra mundial, así sea limitada y obviamente sin armas nucleares, se ha debido a tres factores.
Primero, porque tanto Hollande de Francia, como Merkel de Alemania, han insistido en que con el acuerdo de Minsk entre Rusia y Ucrania, se desiste de escalar en la confrontación. En particular el Gobierno francés ha procurado un acercamiento con Rusia. Segundo, porque el Gobierno de Putin ha tomado en serio la implementación de acuerdo de Minsk. Y tercero, porque en los países occidentales, así sea minoritaria, es significativa la opinión de que no se debe continuar en la confrontación con Rusia.
Terminando 2015 se ha publicado en Internet un artículo de la prensa de Estados Unidos en “The Atlantic”, por el que se aprecia la evaluación que se hace de estos sucesos entre los bien informados. Personalmente, me ha complacido observar que, en líneas generales, se dan criterios semejantes a los que anteriormente di a mis lectores, aunque atemperados. Por ejemplo, no es de buen tono decir que el Gobierno de Arabia Saudita coimea a los gobernantes americanos; pero no se privan ya de afirmar que el Gobierno americano ha complotado para producir todas las trifulcas que agobian a los países de habla árabe, incluyendo la guerra en Siria, o que son las intrigas americanas y de sus aliados europeos las que han producido la guerra en Ucrania.
En el artículo de la prensa americana al que me he referido, se comenta una exposición filmada que ha hecho un comentarista ruso, en la que sintetiza la postura de Putin en las relaciones internacionales. De lo expuesto por Putin, un aspecto es nuevo y de subrayarse: que busca persistentemente un entendimiento con los países europeos, pero que descarta un amigamiento verdadero con Estados Unidos. Dicho de otro modo, el pueblo americano y su gobierno quedan para el pueblo ruso como el enemigo. Esta visión lleva a lo que afirmé en algún artículo: que en lo que va de este siglo, Estados Unidos ha pasado a ser el Imperio del Mal. Eso no quiere decir que haya que aborrecer a los americanos, que tal es su gentilicio y no estadounidenses. No; lo aborrecible es su gobierno y su patrioterismo carente de ética. Es normal amar a su propio país a pesar de sus defectos, tal como lo recomendó el literato americano Faulkner; lo que no está bien es amarlo en detrimento de los demás países.
En el artículo referido se hace hincapié en que la política exterior es algo muy importante para la opinión pública rusa, pero marginal para la americana. Empero, esta ignorancia americana se trasluce no como inocencia, sino como falta de valores morales.
En todo caso, parece que no habrá tercera guerra mundial y que la solución a la situación de Ucrania simplemente se ha pospuesto. La solución tiene dos posibilidades: 1) El sur y el este de Ucrania conformando un país independiente, la Novorrosía, mientras que Ucrania, con 60% de su territorio, conformando un país neutral. 2) La Novorrosía anexada a Rusia, mientras que Ucrania entra en la Unión Europea y en la OTAN. Que ocurra cualquiera de las dos opciones es algo inevitable y bien se puede esperar, posponiendo la tercera guerra mundial hasta que no sea posible.
El autor es escritor
Columnas de BERNARDO ELLEFSEN