Vainilla y pistacho
Los romanos tenían el Circo, nosotros tenemos las banderas. En este contexto social y político, con desastres naturales y otros más manufacturados, el presidente convoca a los ciudadanos a coser. Dirán que no estoy entendiendo el poder simbólico que tiene para los bolivianos la demanda marítima y no es verdad, entiendo. Dirán que, ya los he visto a algunos, es movilización del gran capital social del presidente, aunque ese argumento todavía no me queda claro.
Dirán que precisamente en este clima social y político complicado es necesario un símbolo de unidad que además apele, como dice el presidente, a cultivar el “sano orgullo” de ser bolivianos. Bueno, siempre que no termine siendo, como en tantas ocasiones anteriores, un mero escapismo de vainilla y pistacho.
El presidente dice que salgamos a coser una bandera, la más grande del mundo, para…. ¿respaldar? ¿defender? ¿fortalecer la demanda marítima? Yo digo que lo que estaríamos haciendo es una bandera lo suficientemente grande para tapar el sol, una bandera que distraiga la mirada de los temas importantes que el presidente y el gobierno no quieren enfrentar. Se me ocurre que entre hoy y el 10 de marzo (día del banderazo) está por ejemplo, el 21F. Desde Tupiza, pasando por Tiquipaya y las explosiones en Oruro hay críticas e insatisfacción con la capacidad de respuesta institucional a desastres naturales y de otra naturaleza. Están por ejemplo las encuestas que dan como resultado el menor nivel de apoyo a Morales desde su primera gestión. Está el problemita del Código Penal fresco en la memoria y la demanda a los jueces del TCP por prevaricato y claro, la reelección indefinida y el año previo a las elecciones. Va a tener que ser, en efecto, una bandera muy grande para distraer de todo eso.
Si el presidente quiere apelar a banderas que lideren temas importantes y cultiven el orgullo nacional bien, yo me siento a coser. Pero le propongo esto: que movilice su capital político y lleve con orgullo la bandera del respeto a la Constitución; que asumamos con responsabilidad y compromiso la bandera de la lucha contra la violencia contra las mujeres; que carguemos con orgullo la bandera de la independencia judicial y el respeto al debido proceso. ¡Que orgullo nacional sería una bandera para las políticas de género y el respeto de los derechos humanos, o la bandera del orgullo por la justicia boliviana y el tratamiento humano de las personas privadas de libertad!. Una gran bandera verde simbolizaría el compromiso real con la Pachamama y la protección del medio ambiente bien alta en el medio del Tipnis, con políticas de protección ambiental y de los animales.
Las banderas que deberíamos mostrar al mundo con orgullo son éstas, las de adentro, las que asumen con responsabilidad los problemas y necesidades de la sociedad boliviana, las de las promesas cumplidas y las de los discursos con contenido, las banderas del fortalecimiento de la democracia y el respeto de la ciudadanía. Esas, yo me sentaría a coser inmediatamente.
La autora es socióloga, Ph.D. en Ciencia Política. Coordinadora de Investigación Social en Ciudadanía.
Columnas de VIVIAN SCHWARZ-BLUM