El lado correcto de la historia
La semana pasada, en la ONU, Bolivia se ha declarado en “el lado correcto de la historia” como principio de dignidad humana y de derecho. ¡Qué bueno!
En consecuencia, estoy esperando la determinación del Estado de romper relaciones con Irán, que tiene como política de Estado el control y limitación de las libertades de las mujeres, cuyos derechos humanos vulnera sistemáticamente y cuyas vidas valora (debería decir más bien NO valora) mucho menos que las de los hombres, mientras que la Constitución Política boliviana declara, en su Art. 8.II: “El Estado se sustenta en los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir bien”.
Irán no sostiene ninguno de esos valores para las mujeres, ni en su país ni en el mundo.
Como boliviana, yo tampoco valgo nada, ni como persona ni como miembro de la sociedad según los valores y principios(!!) de ese país y tengo que ser testigo todo el tiempo de las muy amables relaciones de los servidores públicos de mi país con “los hermanos iraníes” (las hermanas iraníes no tienen chance de ser diplomáticas ni de representar nada ni a nadie en su país).
Pero ahora que hemos determinado estar del lado correcto de la historia, supongo que llegará la muy atrasada repudiación del Estado boliviano al asesinato de Mahsa Amini y tantas otras mujeres en Irán, alguna censura o siquiera preocupación por los derechos humanos de periodistas valientes que reportan la anulación de los derechos humanos de las mujeres en ese país. ¿Me lo perdí? O ¿alguna declaración sobre la situación de las mujeres en Afganistán bajo el régimen talibán? O ¿alguna declaración de repudio sobre los abusos sexuales a niñas y adolescentes por parte de Boko Haram o ISIS? Hmm….
En el lado correcto de la historia está la protección inquebrantable de derechos humanos de todas y todos en todo el mundo.
Por ejemplo, en el lado correcto de la historia el Estado boliviano concentra sus recursos y voluntad para erradicar el feminicidio en el país y, en consecuencia, se dedica a la prevención de feminicidio y toda forma de violencia contra mujeres y niñas.
En el lado correcto de la historia el Estado boliviano no retrocede en la prevención de abuso y violencia infantil, ni del matrimonio infantil y los califica de “costumbre” o peor, “cultura”.
En el lado correcto de la historia el Estado boliviano protege los derechos sexuales y reproductivos de sus adolescentes, jóvenes y mujeres. Por ejemplo, implementando en serio el programa de educación sexual integral en el currículum educativo.
En el lado correcto de la historia el Estado boliviano protesta enérgicamente y protege a las poblaciones indígenas afectadas en sus territorios por la minería ilegal y la contaminación de fuentes de agua que no sólo amenaza, sino que termina con sus vidas.
En el lado correcto de la historia el Estado boliviano finalmente se hartó (y se avergonzó) del descalabro en el sistema de justicia que deja en absoluta desprotección a todas y todos sus ciudadanos.
Me entienden, en el lado correcto de la historia estaríamos avergonzados de toda la población carcelaria sin sentencia, de no tener ni siquiera fecha ni para las elecciones judiciales, de no tener ningún control sobre los chaqueos que devastan la vida de personas y animales y afectan nuestra salud, de que invertimos el mínimo necesario en educación y en salud...
Aparentemente, el lado correcto de la historia es sólo para la comunidad internacional.
¿Hemos roto relaciones con Nicaragua que ha cerrado y desmantelado las capacidades de asociación de su sociedad civil o ha tomado
del todo la Corte Suprema? No. ¿Hemos roto relaciones con El Salvador que tiene una política de ignorar todos los derechos a cambio de seguridad pero que no tiene políticas de protección a sus mujeres? No. Tampoco.
Hemos... no, no hemos expresado preocupación por Venezuela a pesar de que vemos en nuestras calles a sus emigrantes mendigando y vulnerables.
Creo que me perdí la declaración internacional de repudio a la elevadísima tasa de feminicidios en Guatemala, en Ciudad Juárez y en Haití.
¿El lado correcto de la historia no es para las bolivianas ni para las y los latinoamericanos? Mucho menos para las mujeres y sus cuerpos, que son siempre las primeras víctimas en los conflictos y entre conflictos también.
Por enorme fortuna no estamos en estado de guerra, pero no podemos esperar a estar en esa situación para reconocer las vulneraciones y desprotección a las y los ciudadanos y recién sorprenderse, escandalizarse y “declararse”.
En el lado correcto de la historia las caras y voces solemnes de nuestros representantes ante la ONU las veríamos en los noticieros en Bolivia cuando hablamos de violencia contra las mujeres y niños, medio ambiente, justicia, contrabando, educación y salud.
Pero no, de hecho, las caras y voces serias frecuentemente nos acusan de “motivaciones políticas” cuando denunciamos las vulneraciones a los derechos humanos contra nuestra población y demandamos nuestro lugarcito en el soleado y calentito lado correcto de la historia.
Columnas de VIVIAN SCHWARZ-BLUM