Inseguridad y violencia
La inseguridad de las mujeres son los hombres. Lamentable, pero cierto. Esta semana los medios anuncian que solamente en los primeros dos meses del año ya ha habido 18 feminicidios en el país “de los que sepamos” añadiría la mayoría de las personas que tienen alguna idea de la realidad de la violencia contra las mujeres.
Dos hechos irrefutables del feminicidio: uno) es cometido por hombres contra mujeres; dos) no conocemos la verdadera dimensión del problema, no sabemos cuántas mujeres han sido víctimas de este crimen, porque para saberlo dependemos de que el crimen se denuncie, lo cual no ocurre frecuentemente. Aparentemente, matar mujeres es más fácil de lo que parece.
Las instituciones públicas, desde la policía hasta los juzgados, dependen de que el crimen se denuncie para hacer algo al respecto y lo que se hace al respecto es poco a comparación de la incidencia real. Si los recursos económicos y humanos destinados a combatir este problema en la sociedad son escasos, son casi inexistentes para implementar acciones de prevención y de educación de la sociedad en valores que respeten cosas tan básicas como los derechos humanos y la vida. Si, se que todos hemos debido escuchar en algún momento una propaganda en la radio que habla sobre la Ley 348 y hemos visto posters que dicen algo genérico como “no a la violencia” o “la violencia contra las mujeres es un delito” pero seamos honestos, no está funcionando. Eso es publicidad, no prevención y no es ni remotamente suficiente.
Las cifras oficiales de la encuesta de prevalencia y características de la violencia contra las mujeres implementada por el INE en 2016 reporta que tres cuartos de las mujeres casadas o en unión libre han sufrido violencia por parte de sus parejas. A éstas habría que añadir las mujeres solteras y jóvenes que sufren violencia por parte de sus novios o exparejas. La segunda encuesta nacional de percepciones sobre la violencia contra las mujeres de la Alianza Libres sin Violencia y Ciudadanía reporta que 1 de cada 5 bolivianas y bolivianos reportan conocimiento de casos de violencia física contra mujeres. Dos millones de personas conocen de casos de violencia física contra mujeres. Si una mujer que sufre violencia ya es demasiado, imaginen dos millones.
Esta misma encuesta reporta que de cada 100 mujeres que han sido víctimas de violencia solamente 13 han denunciado el hecho, algunas han recurrido a sus familiares y otras personas para conseguir ayuda y 57 mujeres no han recurrido a ningún lugar. La pregunta es ¿por qué no?. La respuesta, bueno la respuesta institucional es pobre e insuficiente y en la mayor parte de los casos termina en una negación de justicia para las víctimas; en parte por falta de recursos, en parte porque los valores y la actitud generalizada de la sociedad hacia el tema de la violencia sigue disculpando, ocultando y minimizando el problema de la violencia. Tanto en las instituciones como en la sociedad persiste la idea de que lo que sucede en la pareja es privado, incluyendo la violencia y por lo tanto no hay nada que hacer. Hablar de violencia es incómodo, es “incorrecto” meterse en eso. Pero ¿no es incorrecto mantenerse al margen? La violencia en cualquiera de sus expresiones es una vulneración de los derechos humanos de las mujeres y la vulneración de los derechos no pertenece al ámbito privado aunque se de en ese ámbito.
Y así volvemos a la noticia de los feminicidios, a contar víctimas. Y volvemos al fantasma de la inseguridad y la violencia. Estas 18 mujeres, de las que sabemos, que han sido asesinadas en lo poco que va del año no han sido víctimas del asaltante anónimo, ni del depravado que ronda las calles. Han sido víctimas de hombres que significaron algo en sus vidas y de instituciones que no han hecho suficiente para prevenirlo y de una sociedad que todavía no se ha decidido a valorar la vida de sus mujeres por encima de cualquier circunstancia.
La autora es socióloga y politóloga. Coordinadora del Área de Investigación en Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública en Cochabamba.
Columnas de VIVIAN SCHWARZ-BLUM