Centenario del periódico La Patria
El 19 de marzo recién pasado, el subdecano de la prensa nacional, el periódico La Patria de Oruro, ha conmemorado el centenario de su fundación. Permanecer ese tiempo junto al periodismo cotidiano no es poca cosa. Su vida institucional tiene una especial significación porque pertenece al rubro de los bienes culturales de un país. En lo físico es una hoja volandera que circula un día, pero es también la memoria que registra los hechos de la vida real. Es un valioso documento de la historia.
Trátese de personas o de instituciones, 100 años es una cifra emblemática. Se recuerda casi siempre con cierto dejo de nostalgia. He aquí, al azar, algunas referencias de antaño: =====Un siglo de ausencia====, es un bolero que cantaban Los Panchos; aparentemente es sólo una hipérbole sentimental, pero refleja la perenne sensibilidad humana ante el paso del tiempo. En las letras, Gabriel García Márquez escribió ====Cien años de soledad===, la novela fantástica por la que la Academia Sueca le otorgó el premio Nobel de literatura.
¡Cien años! Cuánta agua habrá cruzado bajo ese puente simbólico del tiempo, cargado de significaciones de diverso orden; debió ser –pensamos– casi siempre un desafío para quienes tuvieron en sus manos las riendas directrices del periódico. Como en toda empresa de naturaleza sociocultural, hubo sin duda momentos de emotividad satisfactoria y también otros que probaron la consistencia moral de sus propulsores.
En países como el nuestro, el periodismo, lejos de ser una actividad sólo mercantil es, ante todo, un escenario de combate cotidiano en defensa de los intereses de la república a la que sirve con denodado esfuerzo. “Se lucha cuando se dice la verdad”, decía José Martí. Esos intereses son la libertad de prensa y de expresión; los derechos humanos y la democracia, entre otros. “La Patria” es una institución que mantiene en alto la vigencia de esos principios.
Hay destinos que se juntan para construir una tradición. No se puede hablar de Oruro sin recordar al mismo tiempo su periódico: La Patria; su fiesta de lujo como es el Carnaval y su equipo minero de la V azulada. La ciudad se levanta en medio del paisaje gris del altiplano; saben correr vientos fieros por esa “tierra magra y solitaria”, pero hay un raro atributo de calidez espiritual que distingue a sus habitantes: “Aquí nadie pregunta de dónde viene el hombre, si trae en las manos la crispación dichosa del trabajo”.
Como algo propio de esa tierra, “La Patria” ha tramontado en estos días la cima de un siglo. Hay cosas que se leen sin estar precisamente escritas. Se veía en la expresión facial de los miembros de la familia Miralles la íntima y gozosa satisfacción por el deber que aún se mantiene en marcha. Según se dijo en palabras de homenaje, también se ha renovado en la fecha el compromiso de lealtad con Oruro y con Bolivia. Las generaciones sucedáneas tomarán la posta del esfuerzo, enarbolando el mismo espíritu de servicio a la sociedad y a la patria.
El autor es escritor
Columnas de DEMETRIO REYNOLDS