La escuela de arte Raúl G. Prada
Hace unos días, el concejal Edwin Jiménez ha tenido el acierto de hacer recuerdo a todos los cochabambinos, especialmente a quienes están ligados a los quehaceres artísticos y culturales, que la escuela de Bellas Artes Raúl G. Prada sigue sumida en el abandono
Vale la pena dar al asunto la atención que merece, porque es una de las más elocuentes muestras de los extremos a los que suele llegar en nuestro país y nuestra ciudad la fatídica combinación de ineptitud, corrupción, negligencia e indiferencia colectiva.
En efecto, como lo hemos hecho notar en este espacio editorial en reiteradas oportunidades, la escuela de artes Raúl G. Prada fue presentada hace ya cinco años, en 2014, como una de las obras estrellas del programa “Bolivia Cambia, Evo Cumple”. En su construcción se invirtieron nada menos que 14 millones de bolivianos. Y aunque el mismo día de su inauguración ya eran visibles las múltiples deficiencias con que fue construida, nada se ha hecho hasta ahora para su refacción.
Como nos lo hace notar el concejal que devolvió actualidad al tema, de nada ha servido que en el presupuesto municipal se haya incluido un cuantioso monto para financiar la refacción de esta infraestructura. Se trata de 400 mil bolivianos que no son invertidos mientras con cada día que pasa aumenta el deterioro de la edificación. El terreno sobre el que se hizo la construcción sigue asentándose, lo que se refleja en el crecimiento de rajaduras y filtraciones, en el consiguiente debilitamiento de los muros y condena a toda la obra a un paulatino e inminente desmoronamiento.
Lo que ocurre con esta escuela de arte, grave de por sí, lo es mucho más si se considera que no es excepcional ni mucho menos. Es, por el contrario, sólo uno más de decenas de casos similares.
En efecto, tanto a escala nacional, como departamental y municipal, suman centenas las obras del programa “Bolivia Cambia, Evo Cumple” que son objeto de cuestionamientos similares.
En el caso de Cochabamba, se ha identificado al menos 13 obras que tienen graves deficiencias, la mayor parte de ellas atribuibles a la falta de supervisión y a la pésima calidad de los materiales empleados.
Es probable que la mayor parte de esas obras haya que darlas por perdidas y sumar los montos que fueron gastados en ellas a la ya abultada cuenta del despilfarro desmedido. Pero hay otras que, como la escuela Raúl G. Prada, pueden ser recuperadas. Es obligación del gobierno municipal hacerlo.