No contaminarás
Y dijo Dios al pueblo boliviano, en general, y al cochabambino, en particular: “Amados hijos he visto que se están alistando para ir a venerar a la Madre de mi amado Hijo y faltando un día para la fiesta, quiero recordarles que formulé 10 mandamientos: Amarás a Dios sobre todas las cosas, No tomarás el nombre de Dios en vano, Santificarás las fiestas, Honrarás a tu padre y a tu madre, No matarás, No cometerás actos impuros, No robarás, No darás falsos testimonios ni mentirás, No consentirás pensamientos ni deseos impuros y No codiciarás los bienes ajenos.
Pero dados los lamentables sucesos que veo que se cometen en contra de mi creación, he decidido añadir uno más: No contaminarás.
Para cumplir con este precepto es que, durante estos tres días de Urkupiña, no tirarás al suelo y a la carretera la inmensa cantidad de serpentina, mistura, latas de cerveza, pétalos de flores, carbón, bolsas plásticas, vasos desechables, cáscaras de naranja y hojas de coca, que año a año se suman a los cientos de toneladas acumuladas cerca del santuario mariano.
Deberás entender lo siguiente: Cada año se genera 60 toneladas de basura y a pesar que el municipio dispone de 60 empleados extraordinarios para limpiar tus despojos, esta cantidad no es suficiente y no lo será nunca si sigues creyendo que miraré con ojos favorables el destrozo que haces en este santo lugar.
Prefiero que eleves una oración, ayudes a los menos favorecidos, plantes un árbol en honor a María y vuelvas cada año al lugar donde lo plantaste, para asegurarte que nadie lo taló, mutiló o lo arrancó de cuajo. Así seré benevolente contigo, porque estarás respetando aquello que se te ha regalado: la naturaleza en su esplendor.
No soy partícipe de sacrificios de animales inocentes, ni tampoco veo con agrado cómo te emborrachas y luego andas profiriendo mi nombre en vano y jurando por mí, con falsas promesas, como ésa donde dijiste que para el siguiente año te compondrás y dejarás de moler a palos a tus hijos o a tu esposa; y durante el siguiente año hiciste justamente lo contrario, reventando a tus seres más queridos, culpándolos por faltas cometidas por ti.
He escuchado promesas de baile tras baile, con polleras cada vez más cortas, como si eso fuera del agrado de María. Recuerda que no existe una regla inversamente proporcional que indica que a menor longitud de pollera, mayor será el milagro y que la estupidez humana no tiene premio ni recompensa”.
Ningún ser humano recibió este mensaje. Es fruto de un intenso llamado a la reflexión, en un momento de desesperación respecto a la basura que sepulta a Cochabamba.
La autora es magíster en comunicación social y periodista.
Discusiones absurdas María Julia Osorio
Quillacollo, venta de puestos y diezmos Gabriela Canedo V.
Urkupiña: ¿Qué pedirá la “mamita” a sus fieles? Katiuska Vásquez
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER