Mercados internacionales según el Ministerio de Hidrocarburos
En el Informe de rendición de cuentas a junio de 2019, el Ministerio de Hidrocarburos y su viceministerio de industrialización, sostienen que la dinámica de la producción de gas en Bolivia, junto a un propicio contexto internacional, hará que Bolivia sea el proveedor más importante de gas en la región, gracias a alianzas estratégicas con empresas privadas de Brasil, Argentina, Perú y Paraguay. Además, opinan que con el proceso de industrialización, Bolivia se consolidará como el corazón energético de Sudamérica.
Respecto a Brasil, el informe dice que una vez finalizado el GSA y entregados los volúmenes pagados y no retirados por Petrobras, hasta el año 2023, se tiene prevista la firma de otro contrato con Petrobras por un volumen estimado de 15 MMM3/D y nuevos acuerdos con compradores privados por otros 32,8MMM3/D, con lo que se sumaría un volumen de 47,8 MMM3/D a exportar a Brasil, volumen que es mayor a la capacidad del gasoducto GTB. Con la Argentina, Bolivia tiene el compromiso (Cuarta Adenda), de entregar un volumen mínimo de 10 MMM3/D en verano y 16 a 18 MMM3/D en invierno. Tomando sólo el volumen mínimo, con ambos mercados habría un compromiso de 57,8 MMM3/D. Sumando el consumo interno de 13 MMM3/D, se requerirían 70,8 MMM3/D. Si se tiene en cuenta que la producción actual de gas es de 42 MMM3/D es incomprensible que en los documentos oficiales se estén manejando, de manera irresponsable cifras de exportación tan elevadas, más aun teniendo en cuenta que las nominaciones de Brasil si situaron en 12 MMM3/D en los últimos meses. Lo anterior quiere decir que las autoridades ignoran totalmente la dinámica brasilera para incrementar la participación de su gas en la matriz energética, que sólo es del 13%, que está abriendo el mercado gasífero para aumentar su demanda y oferta internas con producción doméstica para disminuir y anular las importaciones. Brasil pretende ser el cuarto o quinto productor mundial de petróleo en pocos años más y, al ser el gas un subproducto asociado, tiene que venderlo en sus mercados, tanto interno como externo.
Con respecto al mercado argentino, el Informe, además de dar cuenta de los beneficios que significa la firma de la Cuarta Adenda, manifiesta que en los acuerdos estratégicos firmados con la Argentina en mayo, se abre la comercialización de gas boliviano a consumidores finales, la participación de YPFB en proyectos de exportación de LNG a través de territorio argentino, que será posible el intercambio de volúmenes de gas (SWAP) en diferentes mercados y que YPFB e Ieasa negociarán un nuevo contrato de exportación a partir de 2027. Nuevamente, al igual que en el caso brasilero, las autoridades ponen en evidencia su desconocimiento de la realidad gasífera en la Argentina. El gobierno argentino asegura, que gracias al incremento de su producción doméstica de gas, en este próximo período estival (septiembre 2019 a mayo 2020), dispondrá de una producción excedente de gas de 10 MMM3/D susceptible de ser exportada en condición firme. Con este objeto ha dispuesto la utilización de tres gasoductos a Chile para exportar 7,5 MMM3/D, desde Santiago al norte chileno, incluyendo Atacama y 2,5 MMM3/D al sur a través del gasoducto Metanex. Las estimaciones de la producción argentina, efectuadas por la empresa Tecpetrol, son las de exportar 85 MMM3/D el año 2022 y llegar a 95 MMM3/D el 2027, con un costo estimado de producción de 2,5 $us/MMBTU. Bolivia en su mejor momento, escasamente llegó a exportar la mitad de los volúmenes anteriores. Para facilitar las exportaciones, la Subsecretaría de Hidrocarburos y Combustibles de Argentina, ha puesto en vigencia un protocolo de solicitudes para que las empresas interesadas puedan obtener derechos de exportación en firme.
En procura de ingresar al mercado peruano de gas, se han firmado también varios convenios, algunos tendrían sentido si fueran rentables, como el de instalar redes de gas en poblaciones fronterizas, incluso se elaboró una lista preliminar de diminutas localidades peruanas a atender, pero los otros, en su mayoría son absurdos, entre ellos, el de los estudios para la interconexión entre el gasoducto peruano SITGAS y el de Bolivia, conexión que no tendría ningún objeto ni finalidad, a pesar de que ninguno de los dos ductos existe. (El gasoducto de Bolivia a Perú sólo fue un plan, lo más cercano que hubo fue el proyecto Incahuasi – Cochabamba para mejorar el suministro de gas al Altiplano). La posibilidad de instalar una planta de licuefacción en Ilo para exportar LNG a la India (de acuerdo a otro convenio), es descabellado porque no hay gas, no hay ducto y no hay mercado. En lugar de hacer el transporte antieconómico de LNG desde Río Grande en cisternas, más racional sería extender el gasoducto desde Senkata a Desaguadero.
El gobierno, después de 14 años, no pudo abrir nuevos mercados para el gas, pero lo peor fue que tampoco hizo una buena gestión en la administración de los que ya había. La relación con los dos clientes fue escabrosa, con tensiones, incumplimientos y multas. Es jactancioso considerarse el proveedor más importante y creer ser el corazón energético del continente.
El autor es ingeniero químico y petroquímico
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