La salida es democrática
Han transcurrido más de dos semanas desde las elecciones y Bolivia sigue paralizada. Prácticamente, las capitales de los nueve departamentos de nuestro país se encuentran paralizados por bloqueos y movilizaciones de ciudadanos que no creen en los resultados publicados por el desacreditado Tribunal Electoral. La fuerza de las calles ha rebasado a los actores políticos y la rebeldía ciudadana es comprensible.
En lugar de aportar a la esperanza de una salida institucional y jurídicamente responsable, el TSE ha cerrado todas las vías posibles al haber firmado el acta del cómputo final y declarar la imposibilidad de la anulación del resultado final. Por su parte, el Gobierno ha girado sendas notas verbales comunicando estos resultados a los países amigos, así como a las organizaciones internacionales con las cuales Bolivia tiene relaciones. Ambas acciones demuestran que para el Gobierno y el TSE este es un hecho consumado, así patentizan su vocación autoritaria, y su nula voluntad de acoger positivamente los resultados de la auditoría que la OEA y la Unión Europea vienen realizando.
En castellano cochabambino, el Gobierno está actuando con un doble discurso, por una parte se muestra formalmente abierto a revisar el resultado de las elecciones, y materialmente se acredita como el ganador en primera vuelta.
Ambas conductas (Gobierno y TSE) dejan solo una vía de solución posible, la fuerza de las calles vs. el emperramiento de los gobernantes de quedarse en el poder, desconociendo la voluntad popular que había dispuesto la realización de una segunda vuelta entre las dos fuerzas más votadas.
Dado el endurecimiento de las posiciones, una segunda vuelta electoral se vislumbra cada vez más lejana y son mayores la voces que reclaman una renuncia del presidente Evo Morales, dándole pretexto para denunciar un inexistente golpe de Estado, lo cual exacerba aún más los caldeados ánimos de la ciudadanía movilizada, y provoca la emergencia de radicalismos peligrosos e irresponsables que transitan desde la catarsis mesiánica religiosa, hasta el resurgimiento de regionalismos y posturas racistas e intolerantes.
La situación se está agravando y el Gobierno está rociando gasolina al fuego de una hoguera que hace mucho se ha salido de su control. En su afán de perpetuarse en el poder, la conducta del Gobierno es el disparador que puede provocar el enfrentamiento fratricida entre bolivianos, frente a la mirada indolente y hasta cómplice de las fuerzas encargadas de resguardar el orden y la seguridad ciudadanas.
En este contexto, nos corresponde actuar con responsabilidad, evitar el empeoramiento de la situación, desnudar los excesos de ambas partes y proponer salidas democráticas e institucionales.
Para ello, es bueno tener presente que: a) El MAS cuenta aún con gran respaldo popular, y salió primero en las elecciones del 20 de octubre, pero resulta siendo inconcebible que haya sido declarado ganador en una primera vuelta; b) Comunidad Ciudadana canalizó no solo la adhesión de sus militantes y simpatizantes, sino del voto contrario al MAS, por ello es la segunda fuerza más votada y perjudicada por la manipulación del resultado electoral; c) Las acciones del TSE durante toda la campaña, el día de las elecciones y en el recuento de los votos le restaron toda credibilidad, y viciaron de nulidad los resultados de las mismas; d) Dada la conducta acomodaticia de su Secretario General, la auditoría promovida por la OEA no genera ninguna confianza; e) Ningún mesianismo ni radicalismo puede ni debe ser tolerado, y, f) Cualquier salida a esta grave crisis solo puede ser democrática y constitucional.
Para finalizar, nos urge actuar con responsabilidad y grandeza de espíritu y proponer alternativas de solución posibles y responsables. En este marco, me atrevo a plantear la realización de nuevas elecciones, con un nuevo tribunal electoral conformado por personalidades reconocidas que garanticen un proceso electoral libre de vicios y nulidades, y con el acompañamiento y supervisión de la comunidad internacional.
Para materializar esta propuesta, el paso principal debe darlo el Gobierno, ello pasa por abrirse a una nueva justa electoral, por parte de la ciudadanía movilizada, actuar con respeto y apego al estado de derecho, asimismo, la OEA y la Unión Europea, deben tener presente que están en juego la democracia y la paz social boliviana.
El autor es ciudadano movilizado
Columnas de WILLY WALDO ALVARADO VÁSQUEZ