Gracias y adiós, 2019; bienvenido 2020
El 2019 ha hecho caer su telón y desaparecido definitivamente para pasar a ser un recuerdo en la memoria colectiva. Fue un año duro, políticamente salvaje, pero su final es esperanzador, para ello, tuvimos que resistirnos a un fraude electoral descarado, vivir el terror del sitio a las ciudades cuando grupos violentos intentaron tomarlas y destruir los bienes públicos. Hubo muertos y heridos, cuyos responsables merecen ser sancionados. El 2019 cayó el Presidente que por más largo tiempo gobernó nuestro país, increíble pero cierto, recuperamos la democracia para los bolivianos.
El exilio de Evo es voluntario, luego de un periplo que lo llevó primero a México donde tuvo micrófono y cámaras libremente, luego Cuba, aterrizó finalmente en Argentina estableciendo allí su residencia, y donde al parecer, el llamado socialismo del Siglo XXI quiere establecer sus cuarteles de invierno. Desde ahí insiste en hacer creer que fue víctima de un golpe de estado y que aún gobierna, con lo cual confirma que el poder, y la falta de él, terminan siendo graves enfermedades, padecimientos que aquejan a varios de quienes fueron sus inmediatos colaboradores.
La salida del poder de Evo Morales, y su huida del país provocó varios roces con los gobiernos afines a este, entre ellos México, país que hoy nos reclama por supuestas violaciones a privilegios e inmunidades de su Embajada y la residencia de su Jefa de Misión, y recientemente nos amenazó con presentar una denuncia (demanda sería el término correcto) ante la Corte Penal Internacional. Este anuncio realizado por el Canciller mexicano provocó diversas reacciones por parte de autoridades bolivianas, unas más mesuradas y de fino lenguaje diplomático, y una que otra iracunda, producto de la bronca frente a lo que parece una abierta intromisión en asuntos internos de Bolivia y una actuación aparentemente cómplice y encubridora de ex autoridades acusadas de delitos comunes.
A diferencia de la opinión de expertos en Derecho Internacional, respecto a que si esta corte es competente o no para procesar a Bolivia y sus autoridades, independientemente del tiempo y recursos que se gastarían insulsamente, considero que el problema es eminentemente político y debe ser encarado como tal, como una crisis diplomática, y por tanto la solución debe también ser de este carácter. A últimas horas ya se dieron señales de querer transitar en ese camino, que es la única vía que puede zanjar este problema en forma beneficiosa para ambos países.
Para arribar a esta solución, ambos países deben deponer actitudes beligerantes y avanzar hacía un punto mínimo de acuerdo, ese acuerdo pasa porque México entienda que en Bolivia no hubo ningún golpe de estado, y deje de proteger a los personajes requeridos por la justicia ordinaria boliviana. Por otra parte, debemos tener claro que México tiene derecho a asilar a quien le plazca en sus establecimientos diplomáticos, y Bolivia tiene la obligación de respetar esas instalaciones acorde a la Convención de Viena, pero tiene también el deber de evitar que quienes cometieron delitos comunes puedan evadir la justicia, y que desde el exterior atenten contra la renaciente democracia boliviana.
Construir un entendimiento con los sables desenvainados será muy difícil, pero debe intentarse inevitablemente antes de enfrascarnos en una estéril y costosa demanda. Lamentablemente, debido a los acontecimientos del viernes 27 de diciembre pueden verse involucrados otros países. El quid del problema es que la sociedad boliviana tiene el derecho de ajustar cuentas con quienes cometieron delitos y atentaron contra nuestra democracia, y la comunidad internacional tiene el deber de respetar nuestras determinaciones por encima de las ideologías.
Cualquiera que sea el resultado de este impase con México, y el que probablemente pueda emerger con Argentina, dadas la libertades que se toma el ex presidente Boliviano, u otros países, el 2019 fue un año fecundo, doloroso para quienes producto de la política irreflexiva y criminal de sus dirigentes, perdieron a sus seres queridos, prometedora para quienes derrotamos a un gobierno autoritario que a todo galope nos conducía hacia una dictadura.
Para finalizar, en lo interno nos toca construir el perdón y la reconciliación entre los bolivianos, en lo externo nos corresponde reconducir nuestras relaciones con la comunidad internacional sobre la base del respeto al derecho ajeno, que en palabras de Benito Juárez, es la Paz. Gracias y adiós 2019, bienvenido 2020.
El autor es abogado, diplomático de carrera y docente universitario
Columnas de WILLY WALDO ALVARADO VÁSQUEZ