Autocrítica
Con esperanza se erigió el Estado Plurinacional, una estructura estatal que requiere profunda descentralización para su funcionamiento real y coherente, por ello se instauró un modelo de Estado unitario con autonomías, el modelo de Estado más descentralizado aun siendo unitario. No obstante, los gobiernos del MAS deben estar entre los más centralistas de la historia. ¿Ejemplos? Basta ver cómo hicieron y deshicieron para copar no sólo los municipios y gobernaciones al servicio del centralismo partidario, sino hasta las organizaciones civiles históricamente independientes y rebeldes frente al poder.
Se llenaron la boca con la "defensa de la Pachamama". No hubo evento internacional en que las autoridades y funcionarios del MAS no se atribuyeran ser el símbolo mundial contra sistemas políticos extractivistas y basados en la acumulación a costa de la hecatombe ambiental. ¿Pero qué hicieron en la práctica gubernamental? Avasallaron áreas protegidas y territorios indígenas para imponer los más típicos y ortodoxos proyectos extractivistas y desarrollistas: minería, exploración y explotación petrolera, depredación agroindustrial, carreteras devastadoras. No contentos con ello, no faltaron los mamotretos de cemento de utilidad imprecisa que redujeron áreas verdes, proyectos de inversión pública cuyo impacto ambiental fue ninguneado y tratado sin menor idoneidad, la complicidad de autoridades y funcionarios con loteadores y especuladores de tierra que van engullendo parques nacionales y espacios naturales. Hasta el fálico mamotreto de la "Casa Grande del Pueblo" podría considerarse un monumento a la estructura visual que conlleva el desarrollismo ortodoxo e irresponsable con el medioambiente.
Clamaron por la liberación de las mujeres, se adjudicaron visiones libertarias y progresistas propias de la "izquierda" y del feminismo, se llamaron "revolucionarios". Sin embargo, por debajo rebasaron las alusiones y comportamientos escandalosamente machistas de las principales autoridades, las denuncias por abusos a niñas y mujeres, hasta una humilde trabajadora fue violada en plena instalación pública por una autoridad de Chuquisaca. ¿Y qué se hizo contra ello? ¿Qué se hace hoy al respecto?
Vociferaron a nombre de un "cambio" y de los derechos humanos, las diversidades, el pluralismo, reclamaron contra las dictaduras y los "neoliberales". Empero, en la praxis se vislumbró autoritarismo y militarismo de lo más clásico y en ello qué parecidos se tornaron a la "derecha" militarista: visión maniquea de la realidad y la historia, chovinismos de estadio, persecución y violación de derechos humanos del rival político, dogmatismo ideológico, actitud guerrista, caudillismo. Y hasta públicamente repudiaron el librepensamiento y resaltaron la "necesidad" de "soldados" militantes e, incluso, cuando les convino, judicializaron la protesta y disidencia.
Esos son sólo algunos ejemplos de abismales contradicciones y "errores" que caracterizaron a los gobiernos del MAS.
Y aún así, con todo, hoy que vuelven al poder, aparte de notables excepciones, qué poca capacidad de autocrítica se vislumbra en los militantes del MAS, inclusive en los intelectuales que circundan al partido: En lugar de hacer la diferencia, se dedican a expresar ruidoso triunfalismo (adivinen) militarista y avasallador, a concebir las instituciones del Estado como si fueran botín que les pertenece, a utilizar retórica enredada y chatos maniqueísmos para continuar defendiendo lo indefendible.
Que la "derecha" tradicional es reaccionaria, fascista, extractivista y militarista bien que es obvio, no sorprende a nadie y no hay dónde perderse. ¿Pero qué hay de los que insisten en no ser parte de esa lógica? ¿Qué hay de los que se adjudican el "cambio"?
Es decir, señores/as del MAS, que hayan ganado las elecciones y sean mayoría, no quita por arte de magia ni el militarismo, ni el extractivismo, ni el conservadurismo de su práctica política. ¿Cómo piensan mutar de ello, si ni siquiera parecen capaces de un proceso de autocrítica e insisten con los vítores triunfalistas, maniqueos y revanchistas? ¿No era la crítica y autocrítica algo fundamental para la izquierda?
Ojalá que en esta nueva oportunidad que tienen para gobernar, hagan de una buena vez la diferencia que tanta falta le hace a este país saqueado y estafado. ¿O qué están aguardando? ¿Es cuestión de tiempo? ¿Es mucho pedir o es una total ingenuidad esperar que esta vez hagan la diferencia?
La autora es socióloga
Columnas de ROCÍO ESTREMADOIRO RIOJA