Las omisiones de Arce
Al cumplirse los dos años de su gestión, el presidente Luis Arce, como manda la Constitución Política del Estado, ha rendido su informe ante la Asamblea Legislativa Plurinacional. En líneas generales, el Primer Mandatario se ha expresado de acuerdo con un orden, definido y enunciado por él, que ha contemplado tres grandes ejes: 1. la interrupción del orden democrático; 2. la pandemia, y 3. la reconstrucción de la economía.
Por supuesto, ha vinculado, en diferentes partes de su discurso, estos tres ejes, aunque en líneas generales se puede afirmar que, dada su especialidad, se ha concentrado más en el tercer punto, relativo a la reconstrucción de la economía. Su conclusión general es que, tras heredar cifras catastróficas del anterior gobierno, ha logrado, en estos 24 meses recuperar la estabilidad y encaminar la economía por segunda vez —fue enfático al remarcar estos términos— hacia la estabilidad y crecimiento. Es decir, la reactivación ya es, desde su punto de vista, un hecho.
Una de las señales más concluyentes del repunte económico, según Arce, es la baja inflación que registra el país con respecto a sus vecinos no sólo de la región, sino del mundo entero, en un contexto complicado por la pandemia, que induce a un riesgoso escenario de estanflación. A partir de esta constatación, el Presidente ha elogiado el crecimiento logrado hasta la fecha, atribuido a su modelo económico de incentivo a la demanda interna, también la fortaleza del sistema financiero y una gran parte de su discurso la ha dedicado a la enumeración casi exhaustiva de los logros que ha considerado claves en su gestión de dos años. Tal vez una enumeración larga, de actos administrativos, al estilo de los soporíferos y tediosos discursos del expresidente Evo Morales.
No obstante, incluso en ese pormenorizado informe sobre asuntos burocráticos, faltaba el equilibrio de la autocrítica. Vamos a citar sólo algunos ejemplos de esas omisiones. No dijo nada sobre la conversión del país de productor de hidrocarburos a importador de diésel y gasolina; no se refirió a la declinación en los volúmenes de gas producidos al mes; no explicó que la baja inflación se sustenta en los créditos externos y en los subsidios a los combustibles y productos de consumo masivo; al referirse al endeudamiento estatal, tan sólo citó que la deuda externa representa el 28% del Producto Interno Bruto, pero no dijo nada sobre la deuda interna; tampoco habló sobre la caída de las Reservas Internacionales Netas, que era uno de los temas favoritos de Morales, aunque cuando comenzaron a caer, en 2014, ya no hacía referencia a ellas; tras dar números sobre la producción para la soberanía alimentaria, omitió el veto a las exportaciones cruceñas, ahora levantado parcialmente con la exclusión del complejo soyero; ni una palabra presidencial sobre el 4,8% de impuesto a la minería cooperativizadas, que además pugna por ingresar a tres áreas protegidas que acabarán contaminadas con mercurio.
Pero la omisión más notoria de Arce fue no referirse al censo, aunque repitió que la finalidad del actual paro indefinido cruceño es desestabilizarlo mediante el odio, el racismo, etc. Es lamentable que el Presidente no pusiera fin al conflicto. Tampoco lo hará la “mesa técnica” porque Santa Cruz, La Paz, Tarija y Beni acaban de abandonar el debate. El país sigue en el limbo.