Bolivia no es Argentina
Héctor Cámpora juró ante Domingo Perón en Madrid. “Apenas electo presidente convocaré a nuevas elecciones para elegir a Perón”, dijo. En efecto, Cámpora resultó electo, por cuanto Perón sufría un triple veto: de las FFAA, de la Iglesia y del empresariado popular.
Cuando peronistas incendiaron iglesias en 1955, despertaron el enojo de la Marina, que se levantó en armas y depuso a Perón expulsándolo a España; el fundador del peronismo no sería aceptado en la política ni en el poder. Cámpora cumplió su palabra y convocó a nuevas elecciones que ganó el militar, porque logró levantar la excomunión católica, merced a un obispo que medió ante la Santa Sede, se reconcilió con los uniformados y prometió respetar la propiedad privada. El plan de retorno se había consumado y Perón se reinstaló en la Casa Rosada.
Kaliman juró lealtad a Evo Morales. Me voy, pero mi General debe garantizar nuevas elecciones y reinstalarme en el Palacio Quemado, pero Kaliman no cumplió; sus iguales en el mando de las FFAA exigieron órdenes expresas para reprimir al pueblo. Evo tuvo que mantenerse “asilado primero en México y luego en Buenos Aires” hasta la realización de nuevas elecciones presididas por Jeanine Áñez. El MAS regresó al poder con otro candidato, Luis Arce, quien fue elegido a dedo por Morales, quien odia a Choquehuanca y lo puso por debajo de Arce Catacora, que hoy gobierna Bolivia y reclama se le reconozca como el artífice de la democracia, no cual no es cierto.
Estamos entonces ante un empecinado intento de deformar la historia al introducir “hubo golpe”, que justificaría la renuncia, la huida y el desarme por obra propia del Gobierno original del MAS, en una sucesión de acontecimientos que obligó al Parlamento e hizo intervenir al empresariado, a la Iglesia y a la clase política, inclusive a las FFAA y los trabajadores, a posesionar a la senadora Áñez Chávez con el encargo de convocar a elecciones y elegir un nuevo gobierno.
Ésta es la gran diferencia. Kaliman no es Cámpora. Evo no es Perón. Bolivia no es Argentina. La receta de “los chantas que asesoraron a Evo” no dio resultado.
Bolivia proclamó a la luz de los eventos históricos que hubo colosal fraude electoral corroborado por la OEA, la UE, las NNUU: el consenso internacional que los masistas pretenden desconocer, aunque Luis Arce persiste intencionalmente en el error y ha ordenado el secuestro del gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y lo encarceló como hizo con Jeanine Áñez y otros 200 presos políticos.
Bolivia se enardeció y está dispuesta a dar batalla por la liberación de los presos, la reforma judicial y por la vigencia de la democracia.
Columnas de MAURICIO AIRA