El cinismo
El cinismo actual, esto es la mentira a sabiendas, la defensa de lo indefendible con pleno descaro, dista mucho de la filosofía cínica que Diógenes practicaba en la antigua Grecia entendiendo que la felicidad se alcanzaba desechando todo lo superfluo y las convenciones sociales, utilizaba la burla, la ironía y la insolencia como un desafío a la cultura imperante como cuando le escuchó a Platón decir a sus discípulos que el hombre era un animal de dos pies sin plumas y burlándose de él le arrojó un gallo desplumado diciendo “He ahí el hombre de Platón”. Y en cuanto a los acaudalados, decía: “En la casa de un hombre rico no hay lugar para escupir, excepto su cara”.
Alejandro Mago fue a buscarlo al filósofo encontrándolo en el pobre tonel en el que vivía y le dijo: “pídeme cuanto desees que te complaceré” y Diógenes le respondió: “solo te pido que te quites del sol que me haces sombra” y Alejandro admirado dijo: “Si no fuera Alejandro hubiese querido ser Diógenes”.
Hoy en cambio, son el poder corrupto y la cultura imperante los que se burlan y se muestran insolentes frente a los demás. Esa conducta desafiante ha acabado en manos del politiquero y de los poderosos con fines despreciables, por eso para diferenciar al cinismo de la antigua Grecia del torpe cinismo de hoy, al primero se lo llama “quinismo” y al usado actualmente “cinismo”, desprovisto de vergüenza, que propala mentiras con absoluto desparpajo.
Algunos filósofos de nuestro tiempo se preguntan qué hacer contra el cinismo y ellos mismos entienden que la respuesta es compleja porque con su reiterada práctica cupular el cinismo se va expandiendo e intoxicando a toda la sociedad que va perdiendo valores y vergüenza, de donde la lucha contra el descaro se convierta en una lucha contra uno mismo.
Corresponderá a cada uno o a cada quien determinar si es complaciente o no con el cinismo emitido por el sinvergüenza, ubicándose inconscientemente como sujeto pasivo de la conducta cínica como cuando, por ejemplo, voluntariamente escucha a un diputado que habla disparates y amenaza con meter a la cárcel a medio mundo o al narcotraficante que haciendo gala de su poder cuenta que no consume droga y que se limita a venderla o, siendo digno, rechazará activamente esta vileza.
El drama de nuestra sociedad moderna es que el cinismo puede ser desarrollado masivamente a través de los medios de comunicación, especialmente televisivos, y las redes sociales, como el popular TikTok, siendo “ideal” o deseable que una de las formas tímidas de cubrirse del cinismo consistiría en evitar el uso de estos medios, conducta ingenua muy difícil de cumplir.
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA