El impacto duradero de los desastres por las lluvias
Más torrenciales que el año pasado, las lluvias de esta temporada están provocando pérdidas humanas y materiales también mayores que, si bien son atendidas por las instancias estatales, develan debilidades en la capacidad de adaptación del país al cambio climático, cuyo impacto creciente tendrá efectos negativos duraderos.
Desde noviembre hasta ayer, 39 personas murieron como consecuencia de desbordes, derrumbes ocasionados por las lluvias.
Existen más de 11.500 familias afectadas por efecto de las lluvias 446 viviendas completamente destruidas, informaba el Viceministro de Defensa Civil el lunes último.
Son ocho los departamentos perjudicados, 194 comunidades en 63 municipios, cinco de ellos declarados en desastre. Y no hay perspectivas de que la situación mejore en los próximos días, como lo evidencia la alerta roja por aumento de los caudales e inminentes desbordes de ríos en los departamentos de La Paz y Cochabamba.
El Servicio Nacional de Meteorológica e Hidrología (Senamhi) reportó que las lluvias de los últimos días en la sede de gobierno superaron el récord histórico de los últimos 30 años.
“Estos datos comparativos pueden catalogar la magnitud de los eventos que estamos sufriendo en esta oportunidad. Este periodo es mucho más crítico en relación con el anterior”, señalaba el Viceministro.
No tendría que sorprendernos ese empeoramiento.
“Se puede esperar que el cambio climático se manifieste a través de lluvias torrenciales más fuertes, las que ocasionarán inundaciones más frecuentes y también más dañinas. Esto implicará un aumento en la vulnerabilidad de Bolivia ante estos eventos”, afirma la monografía La economía del cambio climático en Bolivia Impactos de eventos extremos sobre infraestructura y producción agropecuaria, publicada en 2014 por el Banco Interamericano de Desarrollo.
“Las pérdidas económicas por las inundaciones pueden retrasar considerablemente los esfuerzos de los Gobiernos para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes”, constata ese estudio.
Es una perspectiva grave ante la cual urge la adopción de estrategias que trasciendan la reacción estatal a las emergencias, pues, como recomienda esa publicación en sus conclusiones, “la adaptación para enfrentar los impactos del cambio climático es fundamental para el futuro. La capacidad de planificación y adaptación no debe aparecer solamente cuando se presenta un desastre, por lo que es necesario fortalecer (y en todo caso crear) la capacidad de adaptación en el país”.